'
Es de Bilbao, tiene 65 años, y comenzó a esquiar con 10, cuando vivía en San Sebastián y los domingos iba al monte con su abuelo y sus tíos. “Un buen año querían saber qué era eso de esquiar. Mi padre me compró unos esquís de cepo y unas botas con cordones. Íbamos los viernes a Bilbao, dormíamos en casa de mi tío, y subíamos al Puerto de Lunada, entre Burgos y Cantabria. Llegábamos donde la nieve lo permitía, escogíamos una campa en pendiente, y nos tirábamos todo el día subiendo en escalera y bajando. Era nuestro plan”. Así estuvo una temporada entera. “No supe lo que era un remonte hasta que empecé a bajar en paralelo, en Gourette, en Francia, y algo más tarde, en La Pierre Saint Martin, recibí mis primeras clases ya de perfeccionamiento y entrené con un club. Cuando fui a Gourette, la p...'