Por segunda vez se lidian los toros de Garcigrande y Domingo Hernández y se justifica como en una receta de cocina: medio y medio. Dan excelente juego, con mucha movilidad y nobleza, los lidiados en segundo, tercero y cuarto lugar; los otros tres resultan bastante complicados. Como se ve, a cada uno de los tres espadas le corresponde un toro bueno para mostrar su arte: cortan trofeos Diego Urdiales y Manzanares; Ángel Jiménez, sustituto de Pablo Aguado, también se luce, sin llegar al trofeo. A pesar de la sustitución, la plaza está llena, no ha habido devoluciones.
Diego Urdiales ha logrado consolidarse como un matador de gran estilo clásico, al que he visto triunfar rotundamente en Bilbao pero todavía no...
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