Los terroristas yihadistas hacen coincidir el asesinato de cristianos, que previamente han sido secuestrados, con fechas emblemáticas para esta religión. Hace unas jornadas fueron once los que fueron degollados el día de Navidad; y esta tarde, víspera de Reyes, han sido dos los que han muerto, maniatados, con el típico mono naranja, sin ninguna posibilidad de defensa, tiroteados con un fusil de asalto Kalashnikov.
En el vídeo publicado por la agencia Amaq, de 56 segundos de duración, se ve a los dos cristianos nigerianos de rodillas de cara a la cámara; y detrás de ellos, tres terroristas de Daesh, uno de los cuales, tras darles una patada en la espalda para tirarles al suelo, les acribilla hasta ocasionarles la muerte.
Según Amaq, el doble asesinato se consumó en la región de Brno, en el noreste de Nigeria.
Aparte de lamentarlo, y de las condenas habituales, los responsables de evitar este tipo de hechos criminales no parecen tener mucho éxito. Desde hace tiempo, la matanza de cristianos en las zonas en las que opera el Estado Islámico se ha convertido en una terrible realidad dentro de la estrategia de hacer desaparecer cualquier religión que no sea la musulmana.
Se trata de personas a las que se quita la vida por el sólo hecho de profesar una religión que molesta a los terroristas. Y lo hacen con total impunidad.
