La parte final en la recuperación de Carlos Alcaraz es mental, más que física. El murciano llega a Roland Garros después de una gira de tierra batida extraña. Antes de jugar Montecarlo se lesionó en el antebrazo derecho y se perdió la cita de Mónaco. Tampoco pudo defender el título en el Godó, en Barcelona. Reapareció en el Mutua Madrid Open y llegó a cuartos, pero recayó y no fue a Roma. Apenas ha podido disputar cuatro partidos y aunque el dolor ha desaparecido, en su cabeza todavía quedan resquicios. Admite que tiene todavía miedo cuando suelta con todo el golpe de derecha, temor a que vuelvan los problemas, pero su estreno en París le sirvió para ir quitándose esa sensación y para convencerse a sí mismo de que está preparado.
J.J. Wolf, el rival en el debut, empezó el partido amenazante y lo terminó resignado: 6-1, 6-2 y 6-1. Parecía que podían aumentar las dudas de Alcaraz cuando el estadounidense logró un break en el juego inicial, pero fue todo lo contrario. El español tiró varias pelotas fuera en ese comienzo, como si estuviera todavía ajustando el punto de mira. No tardó en hacerlo. Después de la rotura que sufrió, sumó ocho juegos de forma consecutiva, para ganar por la vía rápida el primer set y encaminar también el segundo. No es que Wolf no estuviera intentando todo lo que estaba en su mano. El cachas nacido en Ohio, con un físico imponente, trató de resistirse, intentó defender y pegar duro, pero pronto se dio cuenta de que estaba en un callejón sin salida. Si la pelota pasaba varias veces por encima de la red, era su perdición, porque en los peloteos se imponía casi siempre Carlos, poco a poco, hasta que lo desbordaba. El otro camino era arriesgar y buscar un juego más directo, pero es una vía muy arriesgada y eso hizo que se le dispararan los errores no forzados. Por un camino o por otro, no conseguía sumar puntos de forma regular. Sí algunos brillantes en determinados momentos, pero insuficientes para ganar juegos. Fue encadenando breaks en contra y el partido se le empezó a hacer una montaña.
Porque Carlos no se cortó demasiado con la derecha y mandaba en cuanto conectaba varias seguidas, pero es que también tuvo un golpeo de pelota limpísimo con el revés. Con el tiro a dos manos paralelos sumó un buen puñado de puntos. Esta vez no recurrió demasiado a las dejadas el pupilo de Juan Carlos Ferrero, pero sí hizo mucho daño con los saques con efecto, incontrolables para su oponente. El español fue mezclando los golpes más tierra, profundos y con curva, con otros más ofensivos en cuando había hueco. Fue mejor tanto al aire libre como cuando se tuvo que cerrar el techo de la pista Philippe Chatrier por la lluvia que cayó sobre París. Cambiaron las condiciones, pero no el desarrollo del encuentro.
Wolf no es ni mucho menos un especialista en tierra y el duelo tampoco debe servir para sacar conclusiones precipitadas sobre Alcaraz. Es un buen arranque, inmejorable incluso para ir entrando en ebullición cuando vengan otros rivales más duros. "No creo que necesite muchos partidos para adaptarme. He hecho un gran trabajo físico las últimas dos semanas y desde que estoy aquí he entrenado con tenistas ‘top’. No tengo la sensación de que haya parado de jugar al tenis", concluyó el número tres del mundo.
Así hemos vivido el partido minuto a minuto:
