Hace tiempo que perdí la cuenta de las ocasiones en las que Pedro Sánchez ha situado sus particulares necesidades políticas por encima de los intereses generales del país, práctica a la que se rebaja cada vez que arremete, ad hominem, contra mandatarios y dirigentes políticos de otras naciones ubicados ideológicamente en otras latitudes. Nada de anómalo tendrían las críticas del líder socialista a los Orban, Netanyahu, Meloni o Trump, a los Bolsonaro en su momento y ahora a Milei, si Sánchez no sumara a su condición de secretario general del PSOE la de presidente del Gobierno de E ...