Si algo tiene el deporte que le hace diferente a otras muchas ciencias es su capacidad de adaptación a las constantes modificaciones en las necesidades humanas. En el tenis, por ejemplo, se demandaba mayor precisión en las líneas y se estableció el ojo de halcón. En el atletismo llovían quejas en las salidas de los atletas y se instauró un contacto tecnológico sobre los tacos de salida. En el fútbol se quería estudiar la omnipresencia en todas las jugadas y así aparece el VAR. Pero esta particular habilidad también es aplicable a nuevos deportes que nacen, crecen y se consolidan ...