El Rey Felipe VI no ha tenido ni un solo discurso tranquilo en lo que lleva de reinado. Comenzó teniendo que salir al paso de los escándalos de corrupción en su familia -el caso Nóos- y los que afectaban a su padre, el rey Emérito. Siguió con los sucesos de la sedición en Cataluña -hoy convertidos en tumultos agravados por obra y gracia de la reforma de Pedro Sánchez-; intentó luego consolar a un país que aguantaba la respiración en plena pandemia mundial y que entraba en una crisis económica sin precedentes y, ahora, afronta una crisis institucional con el Ejecutivo atacando al J ...