Bromeaba Silvio Berlusconi durante la foto de familia diciendo que los ministros de Giorgia Meloni le resultaban conocidos. Hacía ver que se sentía como en casa, porque once de los 24 que componen el nuevo ejecutivo ya formaron parte del último gobierno de Il Cavalaiere, hace más de diez años. Reía también Salvini, quien el día anterior había tuiteado -en letras gigantes- Vicepremier, y en minúsculas -casi imperceptibles- ministro de Infraestructuras y movilidad sostenible. En ambos casos había amargura, frustración y una incapacidad lacerante para hacer las paces con la nostalgia, ...