Imagine tener una máquina del tiempo molecular y poder programarla para ver el pasado de una proteína. Imagine también que puede utilizar esa misma máquina para reconstruir los cambios que experimentó la nucleasa Cas9 - el principal componente de la herramienta de edición genética CRISPR - y asomarse a cómo pudo ser su versión más antigua, hace 2.600 millones de años, y su evolución a lo largo del tiempo. Y ahora imagine que esas primeras herramientas moleculares de las bacterias tienen ...