Pablo Casado pide un gobierno en solitario en Castilla y León atacando a los partidos con los que tendría que pactar para lograr ese objetivo: PSOE y, sobre todo, y Vox. El líder del PP, que reivindica la capacidad de los suyos para "llegar a acuerdos a izquierda y derecha", ha cargado duramente contra la formación dirigida por Santiago Abascal, a quien descarta como socio de coalición. Además, mostró su enfado por las críticas internas y externas durante las últimas semanas.
En su discurso ante el Comité Ejecutivo Nacional, Casado quiso dejar claro que su dirección no presionó a Fernández Mañeco para adelantar elecciones y advirtió que "no podemos permitir que se nos insulte impunemente a todas horas y en demasiados lugares" a través de lo que ha denominado "fake news".
A continuación, reivindicó la victoria del PP en las elecciones en Castilla y León pese a lo ocurrido en la última semana de campaña. En ese punto, citó el intento de Sánchez de "usar el CIS para cambiar la intención de voto", "el uso de la Mesa del Congreso para cambiar el voto de un diputado"; y la utilización del Consejo de Ministros para anunciar medidas electoralistas, en referencia al PERTE.
"Ni aún así, han conseguido que perdiéramos las elecciones", aseveró un Pablo Casado que situó al PP a la cabeza del centroderecha europeo, con dificultades en diferentes países: "En un contexto europeo adverso, nuestra recuperación ya está en cabeza. Somos una excepción en positivo".
Tenemos que decir alto y claro lo que decimos y lo que hacemos. Debemos ser autoexigentes, pero no autodestructivos
Fue, en este punto, cuando quiso lanzar un mensaje a los dirigentes del PP que, en privado, se han mostrado críticos con su gestión: "Tenemos que decir alto y claro lo que decimos y lo que hacemos. Debemos ser autoexigentes, pero no autodestructivos".
Después de reivindicar al PP como "la plaza mayor del constitucionalismo", el de la creación de 7 millones de empleos, "el partido que paró en Plan Ibarretxe y el Plan Puigdemont", y el que "derrotó a ETA con toda la ley, pero solo con la ley", y "el partido más importante de España", empezó a dejar clara su posición respecto a un pacto con Vox en Castilla y León.
Así, señaló que el PP es un partido que "construye cuando gobierna" y "evita que se destruya cuando está en la oposición". Una actitud que contrasta con "el populismo y la radicalidad", que "nunca pacifican ningún conflicto, nunca reúnes, siempre enfrentan; no construyen, solo destruyen; y no creen en las instituciones y en la política".
Afirmó, en este punto, que "yo no estoy en política para llegar arriba como sea", ya que "no es ese el mandato que recibí cuando llegué al mando del partido". Añadió que "el PP es el reformismo, es la alternativa a los populismos y radicalismos, a izquierda y derecha".
Casado recordó su discurso ante todos los barones y dirigentes del partido hace poco más de un año, cuando afirmó que "nuestro espacio electoral es el inmenso espacio de centro del electorado español". Una puesta que mantiene frente a aquellos que están "más preocupados en sustituir al PP o llegar al Gobierno", en referencia a Vox.
Añadió, a continuación, una dura advertencia para los de Abascal: "Lo segundo`-entrar en el gobierno- resulta imposible, y lo primero -sustituir al PP- jamás ocurrirá".
Descartado oficialmente un gobierno en coalición con Vox, Casado apostó por un pacto con otras formaciones para la investidura y la gobernabilidad. En este punto, afirmó que "podemos llegar acuerdos a nuestra izquierda y a nuestra derecha, pero tenemos límites".
Destacó que "nuestros principios son nuestras condiciones y no vamos a renunciar a ellos, nunca", por lo que "quien quiera pactar con nosotros deberá aceptarlos".
Para terminar, recordó que "Mañueco ha pedido un gobierno en solitario, fuerte, y sin una espada de Damocles a su espalda" y que "tiene nuestro apoyo". Concluyó afirmando que "el tiempo nos dará la razón".
