Este viernes toda España habla de Unión del Pueblo Navarro (UPN) después de que sus dos diputados en el Congreso, Sergio Sayas y Carlos García Adanero, rompieran la disciplina de la formación para votar contra la reforma laboral. El partido que lidera la coalición Navarra Suma es uno de los dos epicentros del terremoto relacionado con la reforma laboral (el otro es el voto erróneo del diputado Alberto Casero).
Lo sucedido este jueves y sus posibles consecuencias, con la dirección exigiendo que ambos entreguen sus actas, viene de antiguo y, de hecho, reabre una guerra interna que se mantenía larvada. Porque la votación del Congreso agrava la mala relación entre el presidente de UPN, José Javier Esparza, y el diputado Sayas. No en vano ambos compitieron por el liderazgo del partido en 2020.
Por aquel entonces, concretamente en junio de ese año, Sayas, ex líder de las Juventudes Navarras, ex parlamentario en Navarra y ex concejal de Berriozar, hacía frente al presidente reclamando "un cambio de liderazgo" que justificaba "porque UPN no puede instalarse en la resignación". En una entrevista a Diario de Navarra, aseveraba que durante el mandato de Esparza se había "perdido la ilusión" en el seno del partido y reivindicaba "otro modelo de partido", con más participación de las bases.
Más allá de la pelea sobre el "modelo de partido", Sayas desafiaba así a la dirección de UPN. Un desafío que se quedó en una derrota, sí, pero fue una suerte de derrota dulce, ya que no era el favorito y perdió con el 41,7% de apoyo frente al 58,3% que logró Esparza, que se mantuvo así al frente del partido. Tras salir derrotado, afirmaba que "el resultado de hoy es un mensaje de que hay cosas en UPN que tienen que cambiar y que hay mucha gente que quiere que se cambien".
En aquella disputa del cónclave de UPN Esparza contaba, como cuenta hoy, con el respaldo entre otros del alcalde de Pamplona, Enrique Maya, y el alcalde de Tudela (segunda ciudad de Navarra), Alejandro Toquero. Y también estaba en su equipo Carlos García Adanero, el otro diputado que este jueves votaba contra la reforma laboral.
Así, García Adanero y Sayas no estaban en la misma sintonía. Ambos coincidían, eso sí, en ser muy críticos con el Gobierno de Pedro Sánchez, sobre todo por sus pactos con Bildu, pero internamente representaban a las dos corrientes en liza y, por ello, sus dos casos son diferentes. No obstante, la dirección de UPN ha pedido a ambos que entreguen sus actas tras lo acontecido el jueves en sede parlamentaria.
Sayas ha concedido ya varias entrevistas en las que se niega a entregar su acta y explica que no se han saltado la normativa del partido. Entretanto, Esparza y su equipo busca cómo sancionarlos -algunos medios hablan de que la posible expulsión está sobre la mesa-. De hecho, este viernes se reúne la ejecutiva y el sábado también se reunirá el Consejo Político, máximo órgano del partido.
Lo cierto es que muchos en UPN no entendieron el pacto de Esparza con Moncloa para respaldar la reforma laboral. Como ya es sabido, el acuerdo tenía como contrapartida que el PSOE navarro retirase una moción de reprobación contra el alcalde de Pamplona que se debatía precisamente este mismo jueves. Tras lo sucedido en el Congreso, finalmente Maya acabó reprobado con los votos del PSN y de Bildu.
Tal y como recogen varios medios navarros, ese acuerdo por la reforma laboral suponía un acercamiento de UPN y PSOE tras mucho tiempo de duro enfrentamiento. ¿Acaso Esparza esperaba acuerdos más profundos en Navarra o incluso un cambio de socios del PSN? Quizás sí, pero tras lo sucedido este jueves ese escenario parece imposible.
No es la primera vez que en el seno de UPN (o Navarra Suma, coalición liderada por el partido regionalista) se da un caso de estas características. En 2008 el diputado Santiago Cervera no acató la disciplina de partido y votó en contra de los Presupuestos del Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero.
Aquello generó una tormenta política que terminó con la ruptura de PP y UPN. Los populares, integrados hasta entonces en UPN, se escindieron y refundaron precisamente con Cervera como una de sus caras visibles. Los caminos separados de ambos partidos volvieron a unirse en la coalición Navarra Suma.
