“La conquista más grande es que la universidad se llenó de hijos obreros”, “Defender la universidad es defender la patria”, “¿Por qué tanto miedo de educar al pueblo?”, son algunas de las frases que se leían en las fotografías de los carteles que cruzaron la cordillera y que levantaron cerca de 800 mil personas en Buenos Aires durante la marcha en defensa de la educación pública.
Desde la capital trasandina, la socióloga y militante del colectivo argentino Ni Una Menos, Lucía Cavallero, cuenta en conversación con Radio y Diario Universidad de Chile que la manifestación universitaria del martes 23 de abril, no sólo fue una movilización de carácter nacional y transversal, donde participaron muchísimos sectores, movimientos sociales y generaciones, sino que también fue un espacio donde ella asegura “quienes participamos estamos sintiendo que se gestó algo nuevo”.
“Estamos empezando a romper el cerco de la conversación política y al menos desde abajo se está generando un quiebre en relación al consenso con el gobierno. Nos hemos sentido fortalecidos y fortalecidas en esa manifestación tan grande y ahora necesitamos que tenga un correlato en el sistema político”, añade.
Lucía Cavallero, quien también es investigadora de la Universidad de Buenos Aires, relata que la política que está llevando a cabo el gobierno libertario de Javier Milei contra las universidades no es sólo un ajuste del programa neoliberal como ocurrió en los 90: “El totalitarismo de mercado que expresa Milei tiene una faceta en la cual ellos identifican que hay determinados órganos del Estado que fomentan lo que llaman un adoctrinamiento o marxismo cultural, que vendrían a ser todos los ámbitos públicos donde se puede pensar, en los que circulan conocimientos que no necesariamente están totalmente subordinados a una lógica de mercado”.
Y es enfática en señalar que “tienen un particular encono contra la universidad pública, porque identifican que es una instancia que a lo largo de los años ha permitido que resista y que subsistan espacios de subjetivación alternativos a la propuesta neoliberal. Entonces, por un lado, está la cuestión presupuestaria, que es un ajuste brutal de casi el 70% del presupuesto, pero, por otro lado, hay una batalla cultural muy grande donde pareciera que la derecha y que la ultraderecha recargada identifican esta vez que no pueden dejar ya instancias públicas por fuera de un totalitarismo de mercado total”.
“Por tanto, están llevando un ajuste presupuestario y una campaña permanente de desprestigio de, como ellos lo llaman, espacios de adoctrinamiento, tratando de instalar una especie de falso antagonismo entre financiar las universidades y darle de comer al 40% más pobre, cuando sabemos que lo que están haciendo es profundizando la pobreza”, recalca.
La investigadora, cuyos trabajos abordan el vínculo entre la deuda, el capital ilegal y las violencias, explica que el gobierno de Milei festeja permanentemente que llegó a un superávit fiscal, sin embargo, ese “logro” está basado “en una licuación y en un recorte presupuestario general, donde, por ejemplo, uno de los sectores más afectados son las prestaciones sociales”.
Dentro de las medidas libertarias, hay recortes brutales en energía, en transporte y en asistencia social. Dejaron de proveer de alimentos a los comedores populares, congelaron los sueldos de los empleados públicos y despidieron a un sin fin de personas.
No obstante, Cavallero afirma que son los jubilados y jubiladas las más perjudicadas. “Estamos sosteniendo una especie de superávit o de déficit cero casi reduciendo al mínimo la faceta del Estado vinculada con la reproducción social de las mayorías, es una experiencia inédita. Hemos pasado por momentos de ajustes presupuestarios de distintas índole y con distinta intensidad, pero un experimento de llevar el presupuesto del Estado en algunas áreas, casi con recortes del 80% no lo habíamos visto”, detalla.
La militante de Ni Una Menos describe que desde que comenzó la campaña de Javier Milei ha existido una señalización al movimiento feminista y a sus demandas, siendo identificadas como “uno de los principales enemigos del proyecto político libertario”.
“Una vez que ellos asumieron, han dejado claro que uno de los ejes de provocación, incluso, uno de los ejes que los aglutinan con la derecha conservadora es el ataque a los Derechos Humanos, a los feminismos y a todas las formas de organización social como el sindicalismo y los movimientos sociales”, asegura.
Siendo un claro ejemplo de lo anterior la eliminación del Ministerio de la Mujer, el proyecto de derogación de la ley de aborto, la prohibición del lenguaje inclusivo y la perspectiva de género, además de la desmantelación de políticas que se habían conseguido durante el gobierno anterior, “por supuesto no agotaban para nada las demandas del movimiento feminista, pero si fueron un avance, tanto en lo que tiene que ver con el abordaje con la prevención de las violencias, como también en las politicas aputandas a la promoción de la autonomía economica y a la reducción de brechas”, agrega.
Y subraya que: “con el feminismo el odio es particular”.
Lucía Cavallero hace referencia al foro de Davos y recuerda que en esa instancia, donde están presentes los principales exponentes del poder económico mundial, el presidente Javier Milei les declaró la guerra.
“Asoció al feminismo a una forma de colectivismo, de socialismo, de comunismo que está en las antípodas y que es completamente excluyente con la posibilidad llevar adelante el programa que ellos tienen, que es un programa de concentración absoluto de la riqueza”, cuenta.
Y afirma que “nos ha declarado enemigas, nos ha declarado la guerra desmantelando políticas públicas, cambiando la arquitectura de la acción estatal desde un Estado que había sido, por lo menos, mínimamente modificado en una lógica antipatriarcal a una profundización del Estado en su rol patriarcal, conservador”.
“Asimismo, hay una guerra económica muy fuerte contra las mujeres en lo que tiene que ver con sus condiciones materiales. Los despidos, la liberalización de precios y el congelamiento de salarios afecta mucho más a las mujeres por su condición de trabajadoras informales. Y en un tercer plano, que es más de persecución, donde hay hostigamiento sobre los dirigentes en general, pero también hay sobre las referentes feministas”, concluye la investigadora.
Cavallero primero contextualiza la respuesta y explica que Javier Milei llega al poder porque “surge en el medio de una crisis de representación política, donde las dos opciones mayoritarias están en crisis y eso le da una legitimidad mayor, porque está apoyado en una insatisfacción, a diferencia del 2015, no hay una experiencia reciente que se pueda reivindicar”.
A esto, hay que sumarle que “estamos en una gran crisis económica, la que produce que la paciencia social sea muy escasa y, al principio, nosotras decíamos que lo que teníamos que lograr es que este nivel de crueldad y de ajuste no se normalice”, comenta.
Pero la integrante de Ni Una Menos destaca la movilización social que se ha producido de manera secuenciada “el 24 de enero paro general, el 08 de marzo, el 24 de marzo manifestación por los Derechos Humanos y el 23 de abril la marcha por las universidades públicas”.
“Creo que estamos en un momento crucial donde el gobierno empieza a trastabillar, aun si no hay una alternativa de transición institucional a la vista, creo que este va a ser un mes clave. Ellos también han dicho que el mes de mayo iban a intentar un pacto con los gobernadores sobre diez puntos del programa liberal, que son muy parecidos a los del Consenso de Washington y la movilización popular será fundamental para romper esa posible alianza de estabilización por arriba”, apunta.