El presidente saliente Luis Abinader es el favorito para ganar un segundo mandato de cuatro años, con el 60% de la intención de voto según las encuestas.
Santo Domingo. República Dominicana elige este domingo a su próximo presidente. El mandatario saliente Luis Abinader es el favorito para un segundo mandato de cuatro años, gracias a la bonanza de la economía y sus duras políticas hacia el vecino Haití.
Los dos países comparten la isla caribeña de La Española. Existe un fuerte contraste entre la República Dominicana, más próspera, y Haití, sumido en el caos y la violencia de las pandillas que controlan parte de su territorio.
Más de 8 de los 11,2 millones de dominicanos están llamados a las urnas. En este proceso también se renueva el Congreso.
Aunque hay nueve candidatos a presidente, Abinader aparece en las encuestas como el seguro ganador, con 60% de la intención de voto, seguido por el expresidente Leonel Fernández (1996-2000, 2004-2012), con 25%.
Todo indica que Abinader tendría los votos suficientes para evitar una segunda vuelta (50% del escrutinio + 1 voto).
Luis Abinader lidera contienda rumbo a la reelección en República Dominicana
“Voté por Abinader... en realidad ha hecho un buen gobierno”, dijo a esta agencia María Ramona Antonio, una odontóloga de 74 años. “El turismo mira cómo va, que es la mejor fuente de trabajo para nosotros... las carreteras construidas, aquellas personas necesitadas que ahora tienen un seguro de salud”.
“Espero que el próximo gobierno sea mejor que este”, señaló Flor Padilla, de 50 años, sin decir por quién votó.
El proceso, que abrió oficialmente a las 7:00 a. m. locales, fluye con normalidad, sin grandes filas. Se extenderá hasta las 5:00 p. m., tres horas antes del primer boletín de resultados.
Es la segunda elección que el país organiza este año, después de las municipales de febrero, en las que el Partido Revolucionario Moderno (PRM) de Abinader se impuso en 120 de las 150 alcaldías.
Expertos afirman que esos comicios sirvieron de termómetro para la presidencial.
La campaña cerró el jueves sin grandes actos proselitistas. Abinader hizo una fiesta televisada con música, fue entrevistado por niños, habló con seguidores por videollamada y reiteró su promesa de combatir la corrupción y “defender” la soberanía de su país, aunque sin hacer referencia directa a Haití.
Difundió un video que alternaba imágenes de las hermosas playas del país y la zona fronteriza. “Somos los mejores anfitriones del mundo, nuestras puertas están abiertas”, decía el locutor. “Pero si detectamos el más mínimo riesgo tenemos derecho de cerrarlas, por eso la frontera nunca va a ser la misma”.
Abinader goza de una aprobación de 70%, en parte por su dura política hacia la migración haitiana.
Desde que llegó al poder, aumentó las redadas migratorias y multiplicó las deportaciones. Levantó un muro en parte de la frontera con Haití y cerró la migración desde el vecino país.
“Me gusta la posición actual de mantener la soberanía, no me gusta el atropello contra los hermanos haitianos, pero sí una política bastante marcada de nacionalidad”, señaló Javier Taveras, de 38 años, que mostró dudas sobre la verja fronteriza. “No sé qué tan efectiva sea”.
Abinader se felicita por los logros económicos de su administración. Habla de alto crecimiento, inflación “dentro del rango” y bajo desempleo. El Banco Mundial proyecta un alza de 5% del PIB al cierre del año, igual que el FMI, que destaca el “potencial” del país “para convertirse en una economía avanzada” en las próximas décadas.
Fernández, no obstante, denuncia una manipulación de las cifras y promete más crecimiento. “Volveremos a comer”, repite en una crítica al alza del costo de la canasta básica, que tuvo un incremento en 2023 de 3,56% respecto a 2022.
“Espero estabilidad económica del próximo gobierno”, pidió Taveras.
Fernández denuncia además un aumento del gasto público por la campaña y alertó sobre una posible compra de votos.
“Hay que estar vigilantes”, dijo el viernes tras reunirse con una misión de la OEA, parte de los más de 400 observadores internacionales que acompañarán el proceso.
Es una vieja práctica de la política dominicana: comprar votos a cambio de unos 500 pesos (8 dólares) o un “pica pollo”, un plato de pollo con papas fritas.