La frazada Tigre, famosa por sus llamativos diseños de animales y su calidez, ha sido una elección popular durante décadas, convirtiéndose en un ícono en muchos hogares peruanos en las temporadas de invierno.
El Perú es conocido por su clima variado y equilibrado, lo que permite a sus habitantes disfrutar de condiciones agradables la mayor parte del año. Sin embargo, cuando las temperaturas descienden, los peruanos recurren a la icónica frazada Tigre para mantenerse abrigados. Aunque es muy popular en el país, esta cobija tiene su origen en otro lugar.
La frazada Tigre tiene sus raíces en Aguascalientes, México y es reconocida por sus vistosos diseños de tigres, leones, águilas y gorilas. Se volvió un elemento esencial en las viviendas durante al menos tres décadas. El material utilizado, jacquard sintético, fue una innovación que permitió crear cobertores cálidos, ligeros y de fácil estampado. Estos productos ofrecían una estética atractiva que los hizo populares entre las familias mexicanas y, eventualmente, en otros países de la región.
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Jesús Rivera Franco, un visionario empresario nacido en Teocaltiche, Jalisco, México, fue el creador de la popular frazada Tigre. Aunque su familia se dedicaba a la fabricación de sombreros, él incursionó en la elaboración de sarapes, una tradición regional. En su búsqueda del material perfecto para sus cobijas, viajó a Europa, donde descubrió el jacquard sintético. Este material, conocido por su calidez, ligereza y facilidad para estampar, se convirtió en la base del moderno cobertor.
En la década de 1970, Rivera fundó el Grupo Textil San Marcos y estableció varias fábricas en Aguascalientes. Desde estas instalaciones, las mantas se distribuyeron por todo su país y, posteriormente, hacia Estados Unidos y Centroamérica. El éxito fue inmediato y se convirtieron en un elemento imprescindible en todos los hogares. La visión del empresario y su capacidad para adaptarse a las demandas del mercado permitieron que los cobertores Tigre se mantuvieran relevantes durante mucho tiempo.
El destino de la frazada Tigre cambió en 1992 cuando Jesús vendió su compañía al consorcio neoleonés Cydsa. Aunque la fabricación continuó, la aparición de nuevas tecnologías y la competencia de productos extranjeros comenzaron a afectar las ventas de los cobertores San Marcos. La llegada de artículos más económicos provocaron una disminución en la demanda.
Con pérdidas operativas, la empresa finalmente cerró en 2004, lo que marcó el fin de una era. Sin embargo, la influencia de esta frazada en la cultura y el sector textil persiste hasta la actualidad.
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En Perú, los primeros modelos se produjeron en la fábrica de tejidos Maranganí en Cusco, conocida por su especialización en este tipo de mantas. No obstante, en Lima, la tienda Santa Catalina se ha convertido en la distribuidora oficial de la atigrada frazada.
