La situación de inseguridad en Uruguay ha alcanzado niveles preocupantes, especialmente en lo que respecta a la violencia armada. Datos recientes revelan una escalada significativa en los incidentes relacionados con armas de fuego, lo que plantea serias interrogantes sobre las políticas de seguridad y prevención en el país.
Según estadísticas del Hospital Pereira Rossell, mientras que entre 1989 y 1995 se registraba un herido de bala cada 67 días, en la actualidad este número se ha reducido drásticamente a uno cada 15 días. Es importante destacar que estos datos no incluyen información de centros de salud privados ni de otros hospitales, lo que sugiere que la magnitud del problema podría ser aún mayor.
En el pasado, la mayoría de los incidentes estaban relacionados con accidentes intradomiciliarios vinculados a la manipulación de armas domésticas y accidentes de caza. Sin embargo, el panorama actual es diferente y más alarmante. El criminólogo Emiliano Rojido advierte que la violencia armada se ha trasladado a entornos extradomiciliarios y está asociada a hechos de violencia con armas de calibres cada vez más altos y potentes, lo que resulta en daños más severos para las víctimas.
Uruguay, lamentablemente, ocupa el quinto lugar a nivel mundial en cuanto a civiles con posesión de armas, lo que refleja la gravedad de la situación. En un análisis de los últimos cuatro años, el diario El Observador reportó que se atendieron más de tres mil 814 casos de heridos por armas de fuego en unidades asistenciales de ASSE en Montevideo. Estas cifras son alarmantes y confirman la tendencia al alza de la violencia armada en el país.
El criminólogo Rojido destaca que la mayoría de las víctimas son jóvenes veinteañeros y que los incidentes se concentran en áreas específicas de la ciudad, como el llamado «cinturón de homicidios de Montevideo». Más del 77 por ciento de los casos se registran en cuatro centros de salud específicos, lo que subraya la necesidad de focalizar los esfuerzos de prevención en estas zonas críticas.
Es urgente que las autoridades tomen medidas efectivas para abordar esta creciente ola de violencia armada, que no solo está cobrando vidas sino que también genera un clima de inseguridad generalizada en la sociedad uruguaya. La protección de los ciudadanos y la prevención de la violencia deben ser prioridades absolutas en la agenda gubernamental.
Uruguay ha perdido, sostenidamente, posiciones en el Índice de Paz Global (Global Peace Index), y en los últimos cinco años ha sostenido posiciones entre el 50° y el 53°C.
Esta es la lista, nuestro país había logrado bajar de la posición 41, en 2004, a 20 en el año 2015. Fue en ese año en que esa tendencia a la baja se perdió y se revirtió hacia el alza.
La leve disminución en su puntaje en los últimos años se atribuye a factores como el aumento de la percepción de la delincuencia interna y el impacto de la pandemia de COVID-19.
