El anuncio del cierre de los zoológicos estatales en Costa Rica ha generado revuelo y reflexión en la comunidad. Tras más de una década de disputas legales por una ley que prohíbe mantener animales salvajes en cautiverio, el gobierno ha decidido dar un paso significativo en favor del bienestar animal. El Ministerio de Ambiente y […]
Uno de los leones del infame Zoológico Simón Bolívar de San José, Costa Rica, que durante años ha pasado todos sus días en una jaula de unos pocos metros.
El anuncio del cierre de los zoológicos estatales en Costa Rica ha generado revuelo y reflexión en la comunidad. Tras más de una década de disputas legales por una ley que prohíbe mantener animales salvajes en cautiverio, el gobierno ha decidido dar un paso significativo en favor del bienestar animal.
El Ministerio de Ambiente y Energía (Minae) confirmó que los zoológicos estatales, administrados por la Fundación Fundazoo, cerrarán sus puertas al público. Este cierre marca el fin de una era en la que los animales eran exhibidos enjaulados, en cumplimiento de la ley que data del 2013.
José Pablo Vázquez, funcionario del área de conservación del Minae, anunció que los animales serán trasladados al centro de rescate conocido como SOAVE. Este movimiento busca garantizar que los animales sean examinados, evaluados y reciban los cuidados veterinarios necesarios.
El Zoológico Simón Bolívar, ubicado en el centro de San José, alberga a 374 animales de 56 especies distintas, mientras que el Centro de Conservación de San Ana cuenta con 26 animales de siete especies. La decisión de cerrar estas instalaciones ha sido largamente discutida, con recursos judiciales que han retrasado el proceso por años.
Aunque el destino final de estos animales aún no ha sido determinado por el gobierno, el cierre de los zoológicos estatales representa un cambio significativo en la forma en que Costa Rica aborda la conservación y protección de la vida silvestre.
Aunque ya no habrá zoológicos con animales enjaulados, existen alternativas como un parque privado en Liberia, donde los visitantes pueden disfrutar de un safari desde sus vehículos para observar a los animales (que viven en libertad en decenas de hectáreas de terreno que asemeja a sus ecosistemas originales), así como centros de rescate que siguen cumpliendo un papel crucial en la preservación de especies.
