El futbolista alemán explicó sus sensaciones en el día de su despedida del Santiago Bernabéu
Toni Kroos fue el que más tardó de todo el Real Madrid, y probablemente de todo el Santiago Bernabéu, en dejar asomar las lágrimas en su despedida de su estadio. «No es fácil, solo puedo dar gracias todo el madridismo al club, a mis compañeros, al estadio porque me he sentido en estos diez años como en casa,. No podía pedir más y han sido diez años inolvidables», reconocía ante las cámaras de Real Madrid TV después del partido.
«Te viene una sensación diferente porque sabes que es el último partido. Yo he dicho que quiero disfrutar lo más posible y he disfrutado mucho estos 85 minutos. Como siempre he disfrutado de jugar aquí», explicaba. No se ha ido y ya sabe cuánto va a echar de menos el cariño de su estadio. «Es tan especial, que yo sé que lo voy a notar en los próximos años cuando no lo tenga», asume.
Kroos se mantenía sereno en el momento del cambio mientras todo el mundo alrededor se emocionaba. Pero hubo algo que hizo que le humedecieran los ojos. «Yo he estado bastante fuerte, pero mis niños me han matado», reconocía.
El alemán se marcha agradecido al club y a sus compañeros. «Siempre he dicho que es un buen grupo y siempre me ha dado cada uno el respeto que merecía y es un grupo no sólo de buenos jugadores sino de buenas personas y me he sentido muy cómodo en este grupo», reconoce.
Ahora, Kroos, como el resto de sus compañeros se centra en el último compromiso que le queda con la camiseta del Real Madrid, la final de la Liga de Campeones del próximo sábado contra el Borussia Dortmund. «Por eso quería hacerlo oficial ates de este partido para que a partir de mañana podamos olvidarnos de este tema y la mejor manera de irme sería ganar el título».
