Un hombre armado salió de un callejón para disparar “muy claramente” al grupo de turistas extranjeros. Afganistán cree que ha sido un acto terrorista
Con la muerte de dos ciudadanos afganos este sábado asciende a seis el número de víctimas, entre ellas tres españoles, como consecuencia del ataque terrorista perpetrado por un desconocido en la ciudad afgana de Bamiyán en la tarde del viernes. En la emboscada resultaron heridas ocho personas más de varias nacionalidades, entre ellas una española que se encuentra en situación muy grave. Las autoridades del Emirato Islámico de Afganistán revelaron las identidades de las víctimas españolas del ataque. Los fallecidos son R. B. R., S. V. B. y E. S. V.; las dos últimas madre e hija. Ambas eran farmacéuticas -una se desempeñaba en Barcelona y la otra en Terrassa— y habían viajado el pasado día 15 a Afganistán.
Además, la también española M. C. T. se encuentra ingresada en un hospital de la localidad después de resultar herida en la emboscada. Tras ser operada en la madrugada del sábado, su estado es crítico, aunque, según fuentes locales, consciente. Las autoridades talibanes anunciaron ayer haber detenido a siete sospechosos de haber participado en la preparación y ejecución del ataque.
Poco a poco van trascendiendo más datos sobre las circunstancias del ataque. Se sabe que al menos un individuo abordó al grupo de turistas en las callejuelas de un bazar en la ciudad de Bamiyán. Según la agencia de prensa local Khaama Press, el atentado se produjo en torno a las seis de la tarde hora local en el mercado central de Bamiyán junto a un restaurante. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, reveló este sábado que los españoles que han sobrevivido a la emboscada -dos resultaron ilesos—le trasladaron cómo una persona salió de un callejón para disparar “muy claramente” al grupo de turistas extranjeros. En declaraciones a medios catalanes -las víctimas españolas del ataque tenían residencia en Cataluña—, el ministro ha calificado lo ocurrido de “atentado” y de “ataque de corte terrorista”.
Albares anunció además que los dos españoles que resultaron ilesos de la emboscada abandonarán el país en las próximas horas. A fin de acelerar el proceso -España no mantiene relaciones diplomáticas con Afganistán—, varios diplomáticos españoles se han desplazado hasta Kabul desde Pakistán y Qatar, incluido el embajador de España en Kabul, que se encuentra en este segundo país desde el regreso de los talibanes al poder. “Se van a mantener allí tanto tiempo como sea necesario hasta que el último español abandone Kabul, sea por repatriación de cuerpos o porque ya pueda viajar la persona que ha sido intervenida”, aseveró el ministro.
Desde su regreso al poder en el verano de 2021 veinte años después de haber sido derrocados por las fuerzas de la OTAN, el de la seguridad ha sido uno de los mayores problemas para el Emirato Islámico talibán. Su principal enemigo no es otro que la filial regional del Daesh, el autodenominado Estado Islámico del Gran Jorasán, en estos momentos principal sospechoso de la autoría del atentado. La organización yihadista de corte salafista atenta de manera frecuente contra lugares públicos como hospitales, escuelas o mezquitas. Se estima que cuenta con hasta 6.000 combatientes en el país.
La actividad del grupo yihadista va más allá de las fronteras afganas o pakistaníes. Por ejemplo, el Estado Islámico del Gran Jorasán se atribuyó la matanza terrorista -145 muertos y más de medio centenar de heridos— registrada en una sala de conciertos de Moscú el pasado 22 de marzo. El perpetrado este viernes es el primer atentado mortal dirigido específicamente contra extranjeros desde que se produjo el regreso de los talibanes al poder en Afganistán. En diciembre de 2022 el Daesh se atribuyó un ataque contra un hotel de Kabul frecuentado por empresarios chinos que no dejó víctimas mortales.
La provincia de Bamiyán, la más turística del país, es también una zona históricamente castigada por el movimiento talibán. Uno de los ejemplos de la actividad insurgente fue la destrucción de los míticos dos budas gigantes en 2001 en un lugar que es hoy Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Ahora en el poder, los talibanes se afanan en trasmitir la situación de seguridad general que ha recuperado el país con vistas a atraer turistas -también al lugar donde estuvieron los budas destruidos por los propios insurgentes.
Con todo, la página web del Ministerio español de Exteriores es clara en su recomendación de no viajar al país de Asia Central. “Se insta encarecidamente no viajar a Afganistán y, si finalmente se decide hacerlo, extremar las medidas de seguridad y autoprotección y restringir al máximo los desplazamientos y el tránsito por vías públicas”.
“Se recomienda evitar lugares públicos, especialmente los centros oficiales y cualquier sitio susceptible de aglomeraciones y presencia de extranjeros como mercados, hoteles, pensiones, restaurantes y otros que podrían ser objeto de atentados, tanto indiscriminados como específicamente contra extranjeros, los cuales pueden ser objeto de secuestro incluso por motivos económicos”, zanja la web ministerial. Un extremo que reiteró ayer José Manuel Albares, que desaconsejó “bajo cualquier circunstancia cualquier tipo de viaje a Afganistán”.
