En un continente destruido por el socialismo, Milei ha conseguido superávit fiscal, cercenar la espiral inflacionista y calmar el riesgo de Argentina
El Fondo Monetario Internacional ha aplaudido a Javier Milei por haber superado las metas económicas pactadas y haberlo hecho en tiempo récord. “Todos los criterios de desempeño se superaron” explica el comunicado. El FMI, además, recuerda que "a pesar de heredar una situación económica y social altamente compleja, la firme implementación del plan de estabilización de las autoridades —basado en una sólida ancla fiscal, la ausencia de financiamiento monetario y la corrección de precios relativos— ha permitido avanzar más rápido de lo previsto en el restablecimiento de la estabilidad macroeconómica y reencauzar firmemente el programa. Entre los resultados más notables cabe citar el primer superávit fiscal trimestral en 16 años, la rápida caída de la inflación, el cambio de tendencia de las reservas internacionales y una fuerte reducción del riesgo soberano”.
Es esencial entender que la herencia recibida por Milei ha sido la peor vista en décadas en ninguna economía similar. Un agujero monetario de más del 300 % entre el peso oficial y el real, reservas negativas en un banco central quebrado con casi 26.000 millones de dólares en la bomba monetaria de los pasivos remunerados llamados “LELIQ”, una inflación descontrolada que llevaba a Argentina camino de la hiperinflación y un índice de pobreza del 50 % con la economía productiva devastada por el socialismo, un sector productivo ahogado a impuestos y un sector político parasitario que mantenía un estado arrodillado y a los ciudadanos como clientes rehenes.
En muy pocos meses, Milei ha conseguido superávit fiscal, cercenar la espiral inflacionista y calmar el riesgo país. Pero Milei no puede hacer milagros. Hay que continuar y los argentinos saben que la situación es difícil, pero esperanzadora.
En un continente destruido por el socialismo y un mundo en el que las políticas equivocadas y empobrecedoras del estatismo van infectando las economías de muchos países, Milei ha supuesto un soplo de aire puro, de viento fresco. El socialismo empobrecedor solo se transmite y mantiene usando la ignorancia de parte de la población, que no entiende que las políticas socialistas solo destruyen lo que fingen proteger para enriquecer a los líderes políticos y esclavizar a los ciudadanos. Pero no olvidemos que el avance del socialismo extractivo y confiscatorio, el triunfo de los malos, no se podría dar si no fuera por la inacción y derrotismo de los buenos. Milei ha llegado para recordarles a los contribuyentes, a los creadores de riqueza y a los ciudadanos de bien que no están equivocados.
Milei asusta enormemente a la izquierda plañidera porque defiende las ideas de libertad sin el más mínimo resquicio de duda. No es que Milei luche en la batalla cultural, es que nos recuerda la indigencia intelectual y moral del socialismo. Milei crea héroes en todo el mundo que empiezan a despertarse y se dan cuenta de que no están solos y que la libertad hay que defenderla.
En Argentina, Milei ha demostrado muchas cosas a los que pensaban que el país no tiene solución, y por ello es una esperanza para todo el continente y también para este Occidente que agacha la cabeza y encoge los hombros ante el asalto constante a los valores de nuestras democracias y de la libertad.
El gradualismo y los complejos ante las reformas no funcionan. Milei ha probado que se puede y se deben llevar a cabo reformas urgentes y contundentes porque, si no, el fracaso es garantizado. El socialismo plañidero y confiscatorio jamás titubea cuando se trata de atacar la libertad y la propiedad privada. Milei no titubea cuando se trata de defenderlas. Milei genera esperanza y despierta conciencias porque dice la verdad, porque lo hace desde un rigor económico y un conocimiento profundo y porque les recuerda a las personas buenas y a los que se esfuerzan cada día por crear riqueza, que no están solos, que no deben permanecer acobardados y que los buenos son muchos más que los que ahogan a las empresas y esclavizan a los que dicen representar.
El ataque contra Milei no se ha hecho esperar. Los mismos que callan de manera obscena ante el destrozo económico y el ataque a los derechos humanos en Venezuela, Cuba o Nicaragua se hacen los “preocupados” por la situación de Argentina. La tropa de deshonestos intelectuales que se pasaron años diciendo que la inflación en Argentina era “multicausal”, una sandez, y que la pobreza estaba mal calculada, ha descubierto ahora la inflación y la pobreza. Vergonzoso.
Argentina tiene un difícil camino por delante, pero los ciudadanos lo saben porque Milei no lo ha ocultado en ningún momento. Mientras América Latina se enfrenta a una década que puede suponer más empobrecimiento generalizado causado por el socialismo y la inacción de los gobiernos liberales cuando heredaron el desastre, Milei nos recuerda que el estado no es la solución, que lo que tenemos que defender sin duda alguna es la libertad económica, la creación de riqueza y la propiedad privada.
El socialismo es miseria. La inacción ante el avance de las ideas empobrecedoras es un grave error. Latinoamérica no está a la cola de progreso y crecimiento por casualidad ni por el liberalismo, que es lo que poco que hay y lo mucho que falta, como recuerda el profesor Alberto Mingardi, sino por la implementación continuada de un estatismo equivocado que ignora de dónde viene el progreso. Del ahorro y la inversión productiva, de las empresas y la actividad privada.
Milei es un ejemplo para todos los países de nuestro entorno, y para España también. Dejar que avance el socialismo es dejar que tu país se empobrezca. Aceptar una parte de esas políticas socialistas es empobrecer más lentamente, pero empobrecer igualmente.
La libertad, o se defiende o se pierde. En Argentina, por fin, la libertad avanza. Esta es una gran lección para todos los líderes de centro-derecha liberal del mundo. El socialismo nunca es la solución, es veneno contra el progreso. No estamos equivocados.
