El polaco vence por 6-1 y 6-3 sin discusión a un Rafa que mostró dudas, algo poco habitual en su carrera
Después de superar la primera ronda de Roma ante Bergs, Rafa Nadal se enfrentaba por primera vez a un "top 10" desde su regreso, a Hubert Hurkacz, el nueve del mundo, y el resultado no fue satisfactorio. El polaco hizo un partidazo y se impuso por 6-1 y 6-3. Dadas las circunstancias y que el español apenas ha podido competir en los últimos dos años, el resultado puede considerarse lógico, pero el desarrollo del partido no fue el clásico en un partido de Nadal.
Sí el comienzo, pues los dos primeros juegos duraron 26 minutos. Hurkacz es posiblemente el mejor sacador del circuito y Rafa empezó restando servicios a más de 220 kilómetros por hora. Tuvo hasta cinco pelotas de break, pero no logró sacar adelante ninguna. Sobrevivió el polaco, que también amenazó ya rápido al resto. A partir del 1-1, el Hurkacz se relajó, dejó a un lado los nervios y jugó, como el mismo reconoció después, a uno de los mejores niveles de su vida. Comenzó a sacar de maravilla y al resto estuvo preciso. Pese a sus 196 centímetros se mueve fantástico en pista. Defendió, corrió de un lado a otro y atacó en cuanto pudo con el mazo que son sus golpes, que ejecuta sin aparente esfuerzo. En el cara a cara en tierra contra Rafa, se veía poderoso, lo impensable. Los golpes con efecto del zurdo no le hacían daño. Dio una exhibición. Por momentos parecía que jugaba con un mando teledirigido, pues ponía las pelotas donde quería.
Nadal se fue desesperando y de la pelea pasó al desconsuelo. Se recriminaba situaciones como pocas veces ha sucedido, se golpeó la rodilla con la raqueta y su expresión no era la de las jornadas heroicas. Fue un tenista más humano, con dudas y miedos, algo que él admite que siempre ha tenido, pero era entonces cuando subía el nivel. Esta vez no encontró recursos. Tuvo sus ataques de orgullo, por decirlo de alguna manera, probó algunas cosas, algunas pelotas altas, subir más a la red, sacó el puño cuando logró un passing en carrera imposible... Pero no logró cambiar el signo del encuentro.
En el tercer set, Hurkacz sólo perdió un punto con su saque... Y fue una doble falta. Tanto con el primero con fuerza como con el segundo con bote, que mandaba al español al reloj del fondo a restar, fue una tortura. Bolas a la red de Rafa, una dejada a destiempo que le dio el primer break del segundo set al polaco... Estaba desconocido y descolocado el manacorense. No se le vio disfrutar en pista y, después de dar la enhorabuena a Hurkacz y de despedirse del público, se marchó visiblemente enfadado de un estadio en el que ha levantado diez veces el trofeo, más que nadie, y donde ya no va a volver a jugar.
Lo que le pasó a Rafa, en el fondo, es normal. Él mismo dijo que ahora es un tenista más imprevisible, después de lo que ha pasado los últimos dos años. A la espera está su decisión sobre si acudirá o no a Roland Garros.
Así vivimos el partido minuto a minuto:
