Barack Obama y Bill Clinton acuden a una gala para recaudar fondos mientras el expresidente afroamericano promete estar muy presente en la campaña
Dentro del partido demócrata son cada vez más conscientes de la desventaja que suponen los lapsus mentales de su candidato Joe Biden (81 años) en medio de una batalla electoral con un contrincante, como Donald Trump, que tiende a atacar donde más duele. El republicano está por detrás de Biden en las encuestas nacionales, pero se acerca peligrosamente cada vez más. Por eso el partido de Biden ha sacado la artillería pesada, y está rescatando viejas glorias del partido, como Barack Obama o Bill Clinton. El primero se reunió con el presidente en la Casa Blanca la semana pasada para conversar como dos viejos amigos, pero también para trazar un plan que permita al octogenario vencer a su adversario republicano. Tras 4 horas de reunión, Obama reconocía en su entorno más cercano que estas elecciones van a estar increíblemente reñidas y es momento para que todos se pongan manos a la obra.
Obama ha estado echando una mano de manera ocasional a su antiguo compañero de fórmula, tratando así de disipar las dudas entre algunos votantes y miembros del partido de la capacidad del presidente para afrontar 4 años más de mandato. Durante la conversación que ambos mantuvieron en Washington, el expresidente demócrata dejó claro que va a estar muy presente en la agenda que la campaña de Biden está organizando para los próximos meses. El primer gran evento tuvo lugar ayer por la noche en la ciudad de Nueva York. Un acto para recaudar fondos de campaña en el famoso Radio City Hall de Manhattan. Nadie puede hablar mejor con los demócratas desilusionados que el presidente Obama, han dicho bajo anonimato asesores del exlíder demócrata a la cadena CNN.
Al encuentro se sumó también otro expresidente con gran tirón entre los votantes demócratas, Bill Clinton. Los tres se sentaron en un escenario y mantuvieron una conversación moderada por Stephen Colbert, escritor y periodista destacado en el país. El único exmandatario demócrata vivo que faltó a la cita fue Jimmy Carter, de 99 años, que se encuentra en cuidados paliativos en su casa.
El evento vendió todas las entradas con precios que rondaban desde $225 dólares a los $500.000 y el equipo de campaña aseguraba horas antes del arranque que pretendían recaudar cerca de $25 millones de dólares, lo que aumenta aún más la ventaja económica de Biden frente a su rival republicano. Algunos invitados tuvieron el honor de inmortalizar la rara aparición conjunta de los tres últimos presidentes demócratas por $100.000 dólares, a manos de la famosa fotógrafa Annie Leibovitz, la misma que inmortalizó a los reyes de España.
Esto es el solo un aperitivo de lo que seguirá en los próximos meses. La estrategia es que Obama participe de manera más agresiva a partir del otoño para motivar a los jóvenes de EE UU, sobre todo negros y latinos, que según las encuestas son los que se le están resistiendo a Biden. Además, de algunos votantes más progresistas que no le perdonan su alianza con Israel en la guerra de Gaza.
La campaña de Donald Trump no tardó en burlarse, asegurando que el presidente necesita sacar retirados como Obama y Clinton dijo su portavoz Steven Cheung. Pero lo cierto es que la unión demócrata contrasta bastante con las tiranteces dentro del partido republicano. A Trump no le apoya el otro único expresidente vivo de su partido, George W. Bush, ni siquiera el que fue su compañero de fórmula, Mike Pence. Quizá por eso el exmandatario viajó ayer también a Nueva York, su ciudad natal, sin ningún apoyo político. En su caso para hacer campaña de otra manera, asistiendo al funeral de un agente del Departamento de Policía de la ciudad que fue asesinado durante una parada de tráfico rutinaria.
