La Copa del Rey de baloncesto es uno de los torneos más emblemáticos y con mayor tradición en el baloncesto español, que se ha convertido en una fiesta muy especial por la convivencia de las aficiones en la ciudad donde se disputa. Según los últimos cálculos, esta edición supondrá un impacto económico de entre 25 y 35 millones para Málaga en los ocho días de evento, al que han llegado casi 8.000 aficionados desde todos los puntos de España y ha sido retransmitida a 152 países de cinco continentes.
Este torneo no solo destaca por su importancia deportiva, sino también por ser el telón de fondo de una de las rivalidades más intensas y apasionantes del deporte español: el enfrentamiento entre el Real Madrid y el FC Barcelona. Con la de hoy han disputado diez de las últimas catorce finales. No estuvieron el curso pasado, cuando cayeron a manos del Unicaja, finalmente campeón. Este año, la final ha sido la clásica.
El equipo de Chus Mateo, líder en Liga Endesa y Euroliga, llegaba con algunas dudas después de sus últimos tropiezos en ambas competiciones, pero cumplió en sus partidos anteriores a la final y también ha sido mejor en el último partido
Los azulgranas, con un proyecto renovado el pasado verano y muchas caras nuevas, incluidas la de Roger Grimau en el banquillo, aterrizaron en la Copa n el mejor momento de la temporada, después de haber ganado 12 de los 15 partidos que haba disputado en 2024 antes del torneo, dejando atrás un inicio del curso algo irregular. Pero la derrota en la Copa, en la final contra el Real Madrid, vuelve a que el equipo azulgrana se haga preguntas
