¿Por qué envejecemos? Muchas veces la respuesta a esta pregunta es tautológica: envejecemos porque nuestro organismo se deteriora, y nuestro organismo se deteriora porque nos hacemos mayores. Pero envejecer es mucho más que cumplir años. Hay personas que envejecen más lentamente que otras, es decir, tardan más en mostrar signos de deterioro y sufrir las enfermedades que comúnmente aparecen con la edad.
Poca gente querría vivir 20 años más a cambio de pasarlos enfermos, débiles y dependientes de otras personas. No se trata, por tanto, de vivir más años, sino de mantenerse sanos durante más tiempo a lo largo de la vida. Por eso, para poder prevenir o retrasar los estragos del envejecimiento es importante saber qué está ocurriendo en nuestro organismo a medida que nos hacemos mayores.
Este es precisamente el objeto de un estudio fundamental, que publicaron en 2013 en la prestigiosa revista Cell el investigador español Carlos López Otín y su equipo, llamado The Hallmarks of Aging (las señas de identidad del envejecimiento). Este estudio identifica y describe las principales características biológicas que subyacen en el proceso de envejecimiento en los organismos.
El equipo de investigación dirigido por López Otín propuso que el envejecimiento se puede entender a través de nueve “sellos distintivos” o “marcas” (hallmarks), que son los siguientes:
El envejecimiento es un proceso muy complejo, donde intervienen estas múltiples vías que actúan tanto en solitario como entrelazándose
En una revisión del estudio de 2022, casi diez años más tarde, los científicos que se encontraron en el congreso sobre el envejecimiento en Copenhague añadieron cinco marcadores más:
Lo más interesante del estudio y sus revisiones es que cada uno de estos sellos distintivos contribuye al envejecimiento en conexión con los demás, en una red. Esto también muestra el camino para frenar el proceso de envejecimiento y aumentar la salud y la longevidad desde distintos ángulos.
Clea Bárcena es investigadora postdoctoral Ramón y Cajal que realizó su tesis bajo la dirección de Carlos López Otín y actualmente trabaja en el laboratorio de la Universidad de Oviedo del que surgió el estudio. “Que podamos encontrar una única tecla que nos permitiera 'detener' el envejecimiento y todas las enfermedades asociadas es totalmente utópico”, explica a elDiario.es. “El envejecimiento es un proceso muy complejo, donde intervienen estas múltiples vías que actúan tanto en solitario como entrelazándose”.
Pero ¿hay alguno de estos doce factores que influyan más que los demás?. La doctora Bárcena indica que “hay cinco que consideramos las claves ‘primarias’. Son aquellas cuya mera presencia conlleva en sí misma un daño. Entre ellas encontramos la inestabilidad genómica (es decir, la acumulación de daño en nuestro ADN), el acortamiento de los telómeros, las alteraciones epigenéticas, la pérdida de la proteostasis (y con ella, la estabilidad y funcionalidad del conjunto de nuestras proteínas) y la desactivación de la macroautofagia”.
Aun así, esto no le resta importancia a las otras siete claves. Según explica Bárcena, estos factores se han seleccionado por tres características: todas ellas se presentan durante el proceso normal de envejecimiento, si se agravan, se acelera el envejecimiento y, por el contrario, si se mejoran, se retrasa el envejecimiento y mejora la salud.
¿Hay algo que podamos hacer para influir en esos 12 jinetes del apocalipsis que nos hacen envejecer? El primer paso es conocerlos bien. “Profundizar en el conocimiento de cómo y por qué envejecemos, de por qué somos más susceptibles a ciertas enfermedades al envejecer, nos está permitiendo entender los mecanismos por los cuáles se desarrollan estas dolencias”, explica la doctora Bárcena.
Pero la forma en que envejecemos y cómo nos afectan los marcadores y las enfermedades que resultan de ellos no es una lotería, sino una consecuencia de cómo hemos vivido. “Lo que vemos es que con gran frecuencia lo hacen en respuesta a las agresiones previas que ha ido recibiendo nuestro organismo. A veces por el mero hecho de vivir, y otras por cómo hemos vivido. Este conocimiento nos está permitiendo desarrollar fármacos para tratar estas enfermedades, pero, además, nos está ofreciendo la posibilidad de adaptar nuestro estilo de vida y prevenir su aparición”.
Llevar una vida sin demasiado estrés, con una alimentación saludable y sin excesos calóricos, tener una vida activa en la que realicemos ejercicio físico al menos 150 minutos por semana y que socialicemos, tiene efectos positivos en nuestro envejecimiento
Los estudios corroboran que modificar el estilo de vida puede influir positivamente en los diversos marcadores del envejecimiento, y “mover la aguja” en cada uno de ellos para estar más sanos. ¿Cómo cambiar lo que hacemos en nuestra vida cotidiana para mejorar estos marcadores? Estos son algunos de los recientes hallazgos:
“Las claves del envejecimiento son relativamente novedosas y aunque sí tenemos ya múltiples estudios de resultados satisfactorios hechos en modelos animales, aún se están llevando a cabo las validaciones pertinentes en seres humanos”, explica la doctora Bárcena. “Lo que sí sabemos hoy es que llevar una vida sin demasiado estrés, con una alimentación saludable y sin excesos calóricos, tener una vida activa en la que realicemos ejercicio físico al menos 150 minutos por semana y, no menos importante, que socialicemos con otros seres humanos, tiene efectos positivos en nuestro envejecimiento”, concluye.
Darío Pescador es editor y director de la revista Quo y autor del libro Tu mejor yo publicado por Oberon.