Imanol Pradales tomará posesión como lehendakari bajo el árbol de Gernika el sábado 22 de junio, dos meses y un día después de las elecciones. Dos días antes, el jueves 20, PNV y PSE-EE votarán a favor de su investidura en el Parlamento Vasco, en Vitoria, donde el futuro presidente vasco pronunciará su primer discurso. Previsiblemente, no será necesaria una segunda votación al contar el nuevo Gobierno con mayoría absoluta a falta de que nacionalistas y socialistas cierren la reedición de su acuerdo de coalición.
Este martes se ha reunido por vez primera la Mesa del nuevo Parlamento elegido el 21 de abril y ha comunicado este calendario, que era un secreto a voces. Bajo la presidencia de Bakartxo Tejeria, del PNV, que inicia una cuarta legislatura, el nuevo órgano de Gobierno reúne a tres integrantes de la mayoría gubernamental (dos nacionalistas y uno del PSE-EE, Jon Aiartza y Susana Corcuera, además de Tejeria) y dos de la oposición (ambas de EH Bildu, Eva Blanco y Eraitz Sáez de Egilaz).
Hasta la investidura solamente se celebrará una sesión previa. Será este jueves. La Cámara votará el dictamen de incompatibilidades ya visado este lunes por una comisión reunida 'ad hoc'. Los servicios jurídicos han dado el visto bueno a las declaraciones de bienes y actividades de los 75 nuevos electos, incluida la de Pradales. Pero solamente son públicas las segundas. A diferencia de la mayoría de asambleas autonómicas, instituciones locales o incluso de las Cortes Generales, el patrimonio de sus señorías en Euskadi es secreto.
Este pleno durará unos pocos minutos y, al final, Tejeria explicará el calendario. Previamente habrá una junta de portavoces. Después, habrá un parón de dos semanas largas por la campaña de las elecciones europeas. PNV y PSE-EE aprovecharán ese contexto para ultimar el programa compartido, que será anunciado después del 9 de junio. Era costumbre de Iñigo Urkullu anunciar también el Gobierno el día en que toma posesión del cargo en Gernika, por lo que ese fin de semana tendrá una gran carga política por suponer el inicio de una nueva era después de doce años con Urkullu al frente.
