Ávila es una ciudad llena de historia y riqueza cultural, destacada por sus imponentes murallas medievales y su estrecha relación con Santa Teresa de Jesús. Sin embargo, Ávila cuenta con numerosos museos que son verdaderas joyas culturales además de estos símbolos emblemáticos. Desde el arte sacro hasta la arqueología y la historia local, estos espacios ofrecen una amplia gama de experiencias. Aquí te presentamos una selección de museos que debes visitar mientras estás en Ávila.
El museo de Ávila tiene como objetivo rescatar la cultura material de la ciudad, con una amplia colección de arte que incluye arqueología, bellas artes, etnografía y tauromaquia. La sección de arqueología contiene objetos desde el Paleolítico hasta la Edad Media. Desde el siglo XII al XIX, objetos como la pintura flamenca, la cerámica y el mobiliario formaron parte de las bellas artes. Los trajes, la cestería, los telares y las herramientas agrícolas se encuentran en la región etnográfica. Además, se destaca la colección taurina, que incluye el mosaico romano de Magazos, la tumba del Caballero de Serranos y los verracos de Martiherrero, lo que permite realizar un recorrido histórico por la región.
El Museo de Arte Oriental se encuentra en el impresionante Real Monasterio de Santo Tomás, construido y habitado por dominicanos. China, Vietnam y Japón son los países que han producido los objetos expuestos. Los libros de coro, el marfil filipino y otros objetos que los misioneros dominicos adquirieron forman parte de esta colección etnográfica. Hay una sala dedicada a la Historia Natural con varios especímenes de animales, especialmente los nativos de los mares del Este.
En la cripta de la iglesia y convento que lleva su nombre se encuentra el Museo de Santa Teresa, un lugar único en el mundo para conocer su vida y mensaje. Este lugar es donde nació Santa Teresa de Jesús. La cripta, que ahora es un museo, invita a conocer su personalidad. El visitante accede a través de un zaguán antiguo decorado con el escudo de los Sánchez Cepeda, lo que crea un ambiente cautivador. Las exposiciones, acompañadas de pensamientos y música teresianos, permiten explorar su infancia y madurez espiritual, junto con una réplica de su celda. Se destacan obras artísticas como una estatua de San José y trabajos de Gregorio Fernández.
La exposición permanente se integra y contrasta continuamente entre la arquitectura histórica del edificio y los materiales y mobiliario modernos del museo. Se presenta como un túnel del tiempo y lleva al visitante a una etapa emocionante cuyo éxito define nuestro presente. La exposición está impregnada de cultura, sociedad y política, reflejando cómo la política estaba en la calle y el pueblo apostaba por mejorar la sociedad durante la Transición. El discurso se divide en secciones temáticas sin interferencias, lo que evoca la apuesta de la Transición de reformar sin interferencias para evitar el conflicto social.