El debate sobre el liderazgo del Partido Popular en Cataluña no ha cesado. Los buenos resultados del PP catalán el pasado 12 de mayo no garantizan que Génova apoye a Alejandro Fernández para capitanear el proyecto en la región. Ni siquiera el propio Fernández ha asegurado que quiera mantenerse en el cargo. La decisión final sobre quién encabezará a los populares en Cataluña se decidirá en un congreso autonómico que lleva demorándose casi un año.
De momento, lo único definitivo es que no se celebrará hasta que haya un Govern. Después, tanto la dirección nacional del partido, presidida por Alberto Núñez Feijóo, como Fernández tendrán que mover ficha y comenzará una partida que, a pesar de que el PP ha quintuplicado su presencia en el Parlament, no está nada clara.
Distintos cargos y figuras relevantes dentro del PP catalán apuntan una reunión entre Génova y la dirección autonómica una vez se haya desenlazado el futuro político en Cataluña. "Igual que se sentaron antes de las catalanas para acordar qué es lo mejor para el partido, deberán volver a sentarse para consensuar qué hacer", aseveran.
Este supuesto parte de la premisa de que el actual dirigente pretenda revalidarse en el cargo. Sin embargo, Fernández no ha anunciado si quiere seguir al mando del PP en Cataluña. El actual líder aseguró, como adelantó ECD, que haría pública su decisión cuando se convocase el congreso autonómico, y aún es una incógnita si se postulará a unas futuras primarias. Todo parece indicar que querrá liderar un proyecto que acaba de comenzar, y será entonces cuando tendrá que negociarlo con Génova porque el resultado de los comicios catalanes no le garantiza el apoyo de Feijóo.
Importantes cargos del PP catalán consideran fundamental evitar un enfrentamiento abierto en unas primarias. Una situación que dan casi por descartada después de que Feijóo confiase en Fernández y los resultados hayan sido más que positivos. "El desenlace tiene que venir del diálogo entre ambos", aseguran. Unas primarias con un candidato apoyado por Génova contra Fernández dejaría al partido en una situación de debilidad justo después de haberse recuperado parcialmente después de diez años acumulando fracasos electorales en Cataluña.
Los primeros roces entre ambas cúpulas empezaron tras las elecciones generales. La falta de una mayoría parlamentaria llevó al PP a aproximarse a Junts. El partido del expresident, Carles Puigdemont, aseguró que no tendría inconveniente en pactar con los populares o con los socialistas, siempre que cumpliesen sus exigencias: la elaboración de una ley de amnistía. El vicesecretario de acción institucional, Esteban González-Pons, llegó a afirmar sobre los postconvergentes: “Es un partido cuya tradición y legalidad no están en duda”.
Estas declaraciones sentaron mal en el PP catalán, donde los populares llevan años combatiendo y oponiéndose al procès separatista. “JUNTS sí es mi RIVAL, un partido cuya tesis esencial es que España es una dictadura dirigida por un Rey fascista, con el que se niegan a 'hablar'. Que alguien me diga de qué hay que 'hablar' con ellos”, afirmó Fernández en un tuit. Génova admitió una encuentro con el partido independentista en aquellas semanas para hablar sobre un posible apoyo a la investidura de Feijóo, pero las conversaciones se quedaron ahí.
Una vez se despeje la posibilidad de una repetición electoral en Cataluña y se constituya un nuevo Ejecutivo autonómico, el PP afrontará el debate sobre el liderazgo en el territorio que lleva procrastinando todo este curso. Según los estatutos, debía haberse celebrado a finales de 2023, pero desde Génova y la dirección del PP catalán alegaban que aún había posibilidad de repetición electoral tras las generales del 23-J. "No podemos celebrar un congreso en mitad de una campaña", afirmaban fuentes consultadas por ECD.
Una vez fue investido presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, llegó el adelanto de las gallegas al 18 febrero, después las vascas el 21 de abril y, en mitad de ambas, el president Pere Aragonès anticipó los comicios catalanes al 12 de mayo. Tres convocatorias electorales que culminarían con las elecciones europeas el 9 de junio: la primera votación nacional tras la aprobación de la ley de amnistía. Un carrusel que impidió abordar una cuestión crucial. La figura de Alejandro Fernández parecía más fuera que dentro del partido. Tanto fuentes de Génova como del PP catalán daban por seguro que la intención de Feijóo era buscar un perfil distinto que capitanease una remontada en Cataluña más que necesaria para que el mandatario gallego alcanzase la Moncloa.
Pero el adelanto electoral catalán cogió a contrapié al PP y tiró por la borda la idea de demorar el debate sobre el liderazgo en Cataluña. Fernández, desde el primer instante, anunció su intención de encabezar la lista de los populares; pero la dirección nacional tenía muchas dudas y no se decidió hasta después de una reunión entre Madrid y Barcelona. Finalmente, Feijóo optó por Fernández. Una decisión que alivió en el seno del PP catalán. Voces importantes dentro del partido en Cataluña confirmaban que era "la decisión más razonable", y así ha sido. Los populares han pasado de 3 a 15 diputados.
