Oriol Junqueras está dispuesto a dar un paso al frente para liderar ERC en un momento de crisis del partido tras la debacle del 12-M y el anuncio de retirada de Pere Aragonès. Sin embargo, Esquerra necesita tiempo para que Junqueras pueda tomar las riendas porque se encuentra inhabilitado. Hasta entonces, amenazará con la repetición electoral.
En una larga carta dirigida a la militancia y a la ciudadanía de Cataluña, Junqueras adelantó este martes que “me veo con corazón y fuerza de seguir trabajando por nuestro país. Y hacerlo, como siempre, desde el sitio que determine la militancia de ERC, a través de los máximos órganos soberanos del partido que correspondan”.
El movimiento de Junqueras se produjo sólo un día después de que la principal agrupación crítica del partido, el Col·lectiu Primer d’Octubre, reclamara formalmente la dimisión de “toda la dirección” del partido al considerar insuficiente la cabeza de Aragonès.
No pasa por alto que la situación es muy complicada. ERC solo tiene tres opciones y ninguna de las tres resulta favorable.
Reconoce que, si hace president a Salvador Illa, Esquerra puede seguir desangrándose electoralmente, aunque lo hará poco a poco. Si acepta el abrazo de Carles Puigdemont, que busca una candidatura unitaria para una repetición electoral en octubre, el partido puede disolverse; y si juegan al bloqueo y a una repetición electoral en otoño pueden acabar con diez escaños, bajando de los 20 del pasado domingo.
Por ahora, Junqueras se muestra “consciente de los límites que desgraciadamente sigue imponiéndonos la represión a muchos de nosotros, que, en mi caso, sigue a través de una inhabilitación absoluta que, incluso, me impide dar clases en la universidad”. Junqueras ha condicionado su liderazgo a tener el apoyo de las bases.
En todo caso, advierten en su entorno, el debate por su liderazgo ha quedado aplazado a después de las europeas, pendiente de que la amnistía le levante la inhabilitación en los próximos meses.
Durante ese periodo, admiten, Esquerra amenazará con la repetición electoral para resistir la presión de Junts, pero sobre todo para ganar tiempo. En una eventual nueva convocatoria a las urnas en octubre, no obstante, todo parece indicar que sí podría ser el cabeza de lista de ERC.
El presidente del partido republicano no puede, por el momento, presentarse a unas elecciones, pues permanecerá inhabilitado para cargo público hasta que la amnistía, todavía en trámite parlamentario, comience a ser efectiva.
En la última encuesta publicada por el Centre d’Estudis d’Opinió (CEO), el CIS catalán, Oriol Junqueras aparece como el líder político mejor valorado, con una nota del 4,9, y un 95% de los encuestados decían conocerlo.
Puigdemont y Junqueras compiten por arrebatarse el papel de estrella en las conversaciones para la investidura del nuevo presidente de la Generalitat, tras el paso al lado de Aragonès. Están agriamente distanciados, pero sus caminos convergen ante la posibilidad de que la amnistía los rehabilite para la política representativa.
Los dos comparten el sentimiento de haber sido apartados de la Generalitat con el trabajo a medio hacer -uno escapó a Bélgica y el otro acabó en la cárcel-, y tanto en Junts como en Esquerra han venido subrayando que hubiera sido “inaceptable” una amnistía que condicionara los derechos políticos de ambos.
La carta de Oriol Junqueras llegó el día después de que el presidente de la Generalitat y candidato de ERC al 12-M, Pere Aragonès, anunciara que abandonará la primera línea política, tras retroceder los republicanos de 33 a 20 diputados y verse superados en las urnas por el PSC y Junts.
Fuentes de Esquerra explican a ECD que Junqueras había optado en los últimos meses por replegarse en los cuarteles de mando del aparato de ERC y había dejado para Aragonès el reto de revalidar el mandato en la Generalitat, algo que no ha logrado. Ahora, ha esperado a la renuncia del actual president de la Generalitat para postularse.
No era previsible, recalcan, que ambos se enmarañasen en una disputa pública por el poder. Junqueras y Aragonès se conocen desde hace años. Cuando el primero asumió el cargo de vicepresidente y consejero de Economía del gobierno que presidía Carles Puigdemont escogió a Aragonès como su mano derecha.
El actual president en funciones permaneció ejerciendo responsabilidades de Govern mientras Junqueras era procesado, y condenado, por su participación en la organización del referéndum del 1-O. “Su relación ha pasado por distintas etapas, y ahora está en un buen momento. Pero, no es fácil que salgas de la cárcel y veas que el que era tu espacio natural ya está ocupado”, dice una fuente de la cúpula de Esquerra.
“Son amigos desde hace años, de cuando Aragonès formaba parte de las juventudes del partido y Oriol no estaba aún en Esquerra. Tienen una relación que les permite decirse las cosas a la cara y llegar a un acuerdo. Difícilmente se enfrentarían”, destaca una persona que ocupa una posición de responsabilidad en el Govern, y que ha trabajado tanto con Junqueras como con Aragonès.
Según las fuentes consultadas por ECD, Junqueras va a tratar ahora de sembrar complicidades territoriales y tiene previsto intensificar en las próximas semanas sus visitas a ciudades y pueblos de Cataluña, a imagen de la estrategia que aplicaba Jordi Pujol en sus tiempos de president para hacer visible su figura, y su poder, en todas las comarcas.
“Tras pasar por la cárcel tiene que recuperar el pulso del partido, nos está reconectando mucho con la militancia”, indica una voz cercana a la cúpula de Esquerra.
La misiva remitida a la militancia por Junqueras también certifica la decisión de ERC de pasar a la oposición y no integrarse, por tanto, en un eventual Govern con el PSC.
“Los resultados electorales no han querido que ERC vuelva a liderar el Govern y nos dicen muy claramente que toca a otros protagonistas dar los pasos que consideren para garantizar la estabilidad y la gobernabilidad del país”, aduce, sin aclarar si los republicanos podrían apoyar la investidura de uno de los dos aspirantes que se han postulado para presidir la Generalitat, esto es, Salvador Illa o Carles Puigdemont.
Sin embargo, fuentes próximas a Junqueras destacan a ECD que abre la puerta a permitir una investidura de Illa, aunque sin entrar en la Generalitat como socio de gobierno. Un escenario que califica como “el mal menor” para Esquerra.
De hecho, en la propia carta la militancia, advierte de que “tampoco queremos levantar castillos en el aire que nos paralicen y generen más desgaste y frustración. Todo el mundo sabe que, en ERC, sabemos que el camino hacia la independencia es desde la democracia y la defensa de los derechos sociales, una vía soberanista y de izquierdas que no admite deserciones en la primera de cambio”.