Tan solo un mes después de su última visita a España, el Rey Juan Carlos vuelve a Sanxenxo para disfrutar una vez más de las regatas de vela. Este martes por la tarde y de lo más simpático con la prensa, el Emérito alzaba la mano para saludar antes de que el vehículo siguiera avanzando en dirección a la vivienda de su gran amigo, Pedro Campos.
Un día después, se ha dejado ver de nuevo, esta vez para asistir a una comida con amigos. Horas después de su entrada al local, el Rey Juan Carlos salía con ayuda y apoyado en su bastón mientras esbozaba una gran sonrisa. Una vez más, no ha dudado en saludar a los medios levantando la mano, antes de subirse al vehículo que lo esperaba.
El rey emérito Juan Carlos I, conocido por su pasión por la buena mesa y la navegación, se deleitó con un prolongado almuerzo en una reconocida marisquería de O Grove, en la provincia de Pontevedra. La comida, que se extendió por más de tres horas y media, fue un paréntesis en su agenda náutica, ya que no participó en la regata del Bribón en Sanxenxo ese día.
El monarca, que vestía de manera informal con pantalón gris, camisa azul clara y americana, adornada con una pequeña bandera española en la solapa, se mostró sonriente y relajado a la salida del restaurante. Se despidió afectuosamente del propietario, Berto Domínguez, con un abrazo, evidenciando la familiaridad y el buen ambiente que se respiraba en el lugar.
El menú, aunque no se ha revelado en detalle, seguramente incluyó una selección de los mejores mariscos de la ría, como percebes, nécoras, almejas o bogavantes, regados con el mejor vino blanco de la región. Todo ello, en un entorno privilegiado con vistas al mar, que sin duda contribuyó a crear una atmósfera distendida y agradable.
Tras el almuerzo, Juan Carlos I no perdió la oportunidad de dar un paseo por el puerto deportivo de Sanxenxo, donde pudo admirar las embarcaciones y saludar a algunos conocidos. Esta visita a Galicia, donde suele alojarse en la casa de Pedro Campos, es una muestra más de su amor por esta tierra, su gente y su gastronomía.
La presencia del rey emérito en Galicia siempre genera expectación y atrae la atención mediática. Aunque su visita es principalmente de carácter personal, no deja de ser un impulso para el turismo y la hostelería local, especialmente en una época en la que el sector necesita recuperarse tras la pandemia.
