El pasado 11 de marzo, el actor irlandés Cillian Murphy ganó el Óscar por la película Oppenheimer que ha protagonizado. Al día siguiente, las redes sociales recuperaron un vídeo suyo grabado el 13 de julio de 2017, en el que saludaba al príncipe Harry, hijo menor del actual rey Carlos III y Diana de Gales.
Murphy se dirigió al príncipe con las manos en los bolsillos, y solo sacó la derecha para darle un apretón. Enseguida, la actitud del actor irlandés fue objeto de debate y polémica porque, a pesar de su sonrisa, el gesto de Murphy reflejaba cierta incomodidad.
En sucesivas entrevistas, ha resaltado su orgullo por ser irlandés: bromeó con mudarse a Irlanda porque sus hijos estaban adquiriendo demasiado acento británico, y corrigió a un periodista que aseguró que era británico: “No, soy irlandés. Es muy diferente”, le espetó.
El vídeo de Murphy con el príncipe Harry acumuló más de doce millones de reproducciones, y se especuló sobre el posible origen republicano del gesto del actor.
Durante la guerra de independencia irlandesa, entre 1919 y 1921, Gran Bretaña aprobó la Ley de Restauración del Orden en Irlanda . Y en la ciudad de Cork, donde nació Murphy, se decretó la ley marcial. El ejército británico declaró un “estado de insurrección armada” que permitió la pena de muerte y el encarcelamiento sin juicio a quien participara o fomentara la revuelta, pero también prohibió “holgazanear” en celebraciones de ferias o llevar las manos en los bolsillos. “Un civil con las manos en los bolsillos es necesariamente objeto de sospecha y lo hace susceptible de arresto y, en caso de emergencia, corre el riesgo de ser atacado”, advertía un aviso público de la época recogido en un estudio de la Universidad de Cork.
Desde entonces, mantener las manos en los bolsillos ante cualquier miembro de la familia real se ha interpretado como un gesto de rechazo a la monarquía británica. Murphy no fue el primero, Ronan O’Gara, jugador de rugby irlandés, protagonizó el mismo gesto con la entonces reina, Isabel II y fue duramente criticado por ello.
El martes, durante la entrega del Premio Cervantes, el presidente del Gobierno coincidió con Felipe VI, y Sánchez se mantuvo con las manos en los bolsillos, recto y riéndose durante la conversación. No sacó en ningún momento las manos de los bolsillos. Solo para rascarse la nariz.
Esa actitud chocaba incluso con compañeros de Gobierno aparentemente más críticos con la corona, como Ernest Urtasun, ministro de Cultura y dirigente de Sumar, quien mantuvo sus manos entrelazadas pero a la vista.
Según ha podido constatar El Chivato, la actuación de Sánchez ante el monarca no ha dejado indiferente a casi nadie: ha sido muy criticada en las redes sociales y en los medios. Pero, además, hay quien recuerda el gesto irlandés ante la monarquía británica y ve en las manos de Sánchez la misma intención reluctante de Cillian Murphy ante el príncipe Harry.
