Por Javier García Realizar una arrancada remota tiene una profunda añoranza con el ciclismo de antaño. En aquellos tiempos no había pinganillos, el orden era relativo y reinaba el descontrol. Sin embargo, como ocurre en la moda todo vuelve, también en el ciclismo. En esta ocasión no hablamos de las hombreras, si no de las...
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Por Javier García
Realizar una arrancada remota tiene una profunda añoranza con el ciclismo de antaño. En aquellos tiempos no había pinganillos, el orden era relativo y reinaba el descontrol. Sin embargo, como ocurre en la moda todo vuelve, también en el ciclismo. En esta ocasión no hablamos de las hombreras, si no de las cabalgadas con éxito más lejanas del ciclismo en lo que va de siglo. Las nuevas generaciones encabezan una revolución que quiere acabar con el régimen preestablecido de los equipos dominantes.
La misión resulta más asequible en carreras de un día, dónde el ciclismo control pierde fuerza con notoriedad. De ahí que en el siguiente post no aparezcan acometidas salvajes como Froome en 2018 cuando un ataque a 80 de meta reventó el Giro de Italia. Tampoco aparece la histórica jornada de Fuente Dé, dónde Alberto Contador sometió a Purito en La Vuelta a España 2012 a 50 de meta. Cerremos el cerco en torno a las pruebas de una sola jornada, vinculadas en su mayoría con las clásicas. El orden de la menos a la más lejana.
El esloveno debutaba en uno de los monumentos del ciclismo con una suficiencia abismal. Tadej aprovechó la estrecha carretera del Paso di Ganda a 32 de meta para disiparse de sus rivales. Corredores como Valverde, Roglic o Alaphilippe no pudieron responder a un ataque al que sí llego un invitado sorpresa. Fausto Masnada. Sin embargo, el italiano no tuvo ninguna opción de discutirle el triunfo a un Pogacar estelar en las calles de Bérgamo.
El suizo ha sido uno de los grandes clasicómanos del ciclismo reciente, por lo que su sello en este lista no podía faltar. Cancellara lograba su tercera victoria en el E3Harelbeke belga. El cuádruple campeón del mundo contra el crono realizó un ataque a 35 de meta al que nadie supo responder. Peter Sagan y Daniel Oss fueron segundo y tercero respectivamente.
Paolo Bettini tiene en su mano uno de los ataques con éxito mas lejanos de lo que va de siglo. El italiano se impuso sobre un recorrido de más de 240 kilómetros en una de las clásicas que cerraban la temporada. Con un ataque de algo más de 39 km, el del Quickstep tomó el relevo de Juan Antonio Flecha. Bettini logró así su segundo triunfo en esta carrera.
La subida a Erlaitz fue el inicio de una exhibición para el recuerdo de Remco Evenepoel. El pitbull se otorgaba un homenaje así mismo con un ataque a 45 kilómetros de la meta. La manada de lobos del Quickstep hizo toda una escabechina en Jaizkibel que hundió hasta al mismo Pogacar. El belga lograba así su segunda victoria en el Boulevard.
La carrera del adoquín en 2010 fue la gran exhibición de Espartaco. Con un estado de forma soberbio el suizo había dominado las clásicas belgas anteriores, solo quedaba Roubaix para una primavera de ensueño. A 49 de meta, el suizo saltaba del pelotón en busca de la fuga de la carrera. Tras una persecución fugaz Cancellara también desbancaba a sus compañeros de escapada. La locomotora helvética no tuvo rival para alzarse con una de las clásicas por excelencia.
El esloveno también repite en esta selecta lista con la antesala de lo que vimos hace solo unos días. Pogacar denutaba en la clásica del sterrato por todo lo alto tras un ataque a 50 de meta, en el famoso tramo de Santa Maria. La cabalgada en solitario fue todo un éxito y Tadej alzaba los brazos en las calles de Siena por delante de un sensacional Alejandro Valverde que llegaba a 37 segundos del de UAE.
Un recorrido tramposo con hasta 13 cotas fue el lugar donde Van Baarle sacó de la ecuación a todo un Mathieu Van der Poel. El ciclista neerlandés busco la exhibición desde lejos con una arrancada a 52 de la meta de Waregen. La falta de entendimiento por detrás junto a su estado de forma sensacional le dieron al de Ineos una de sus grandes victorias como profesional. Laporte y Merlier le escoltaron en el podio, llegando a unos pocos segundos.
No podía faltar en esta lista uno de los grandes reyes del velódromo más reconocido del ciclismo mundial. El belga lograba su cuarto adoquín tras un ataque de 54 kilómetros para la eternidad. Dominar una carrera como esta ya es difícil de por sí, imagínense tener tanta superioridad para controlarla en solitario con más de 1 hora de carrera por delante. Boonen se imponía a Turgot con más de 1 minuto y 30 segundos de ventaja.
Gilbert se regaló ante sus paisanos flamencos uno de los triunfos más importantes de toda su carrera. Vestido de campeón nacional se fue solo en el Viejo Quaremont a 55 kilómetros de la meta. Solo y sin cadena, aquel día todos sucumbieron ante él en el Tour de Flandes. Sagan y Van Avermaet fueron los que estuvieron más cerca de aguarle la fiesta al belga, pero sufrieron sendas caídas en su persecución. El récord del bueno de Philippe tenía vigencia hasta hace unas horas.
El esloveno completa su monopolio en esta lista (3 de 10) con una cabalgada sin precedentes en lo que va de siglo. A algo más de 81 de meta el caníbal de nuestro siglo decidió darse un festín acorde a su magnitud. Una arrancada en Santa Maria que nadie pudo seguir y que por supuesto completo con éxito navegando entre el Sterrato. Pogacar ganaba desde una distancia sin precedentes y con una ventaja sideral, rozando en algún momento los cuatro minutos. El corredor del UAE domina también este registro y viendo su voracidad no tardará en añadir una página más a esta lista suculenta de por sí.
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