Los ciclistas más avezados en el arte de desafiar a los porcentajes y registrar kilómetros en sus rutas prefieren las bicicletas cuyos cuadros están fabricados en carbono. Se considera que las bicicletas de carretera de carbono ofrecen más ventajas en comparación a aquellas cuyo cuadro está fabricado en aluminio. ¡Veamos algunos beneficios de este tipo...
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Los ciclistas más avezados en el arte de desafiar a los porcentajes y registrar kilómetros en sus rutas prefieren las bicicletas cuyos cuadros están fabricados en carbono. Se considera que las bicicletas de carretera de carbono ofrecen más ventajas en comparación a aquellas cuyo cuadro está fabricado en aluminio. ¡Veamos algunos beneficios de este tipo de bicicletas!
El carbono es un material que destaca por su ligereza en comparación al aluminio, al tiempo que resiste con mayor fortaleza cualquier tipo de impacto (hasta cinco veces más). Esta característica hace que el ciclista utilice una bicicleta con menor peso (esto se nota especialmente en aquellos que hacen kilómetros y kilómetros); que sean bicicletas más fáciles de manejar y se aprecie un mejor aprovechamiento de la fuerza empleada en dar pedales.
Junto a esa ligereza, el carbono presenta otra característica muy apreciada por los fabricantes de bicicletas de carretera, o de montaña. La elasticidad de este material permite fabricar modelos adaptados a su uso. Es decir, en el caso de las bicicletas de carretera, éstas cuentan con formas más aerodinámicas consiguiendo aprovechar mejor esa energía del ciclista. Y en una bicicleta de montaña, en lugar de buscar la aerodinámica, el carbono se moldea para que estas tengan una mayor resistencia ante cualquier impacto.
Más allá de aspectos meramente relacionados con la fabricación, el ciclista también busca una cierta comodidad durante su recorrido. En este sentido, las bicicletas de carretera de carbono reducen las vibraciones que todo ciclista nota en brazos, espalda y manos. En consecuencia, menor riesgo de percances físicos. Por otra parte, el uso del carbono permite tanto a fabricantes como ciclistas personalizar con más detalles sus bicicletas. Obviamente esto incrementa un precio que en comparación a las bicicletas de aluminio ya es superior, aunque esta brecha económica se reduce bastante en los últimos tiempos. La diferencia pasa a estar en el empleo de mejores o más discretos componentes.
Finalmente, el carbono es un material con una durabilidad mayor en comparación a otros como el aluminio o, en su época, el acero. Esto no es óbice para reconocer que aquellas bicicletas de carretera fabricas en carbono requiere un mayor mantenimiento, especialmente en cuanto a algunas reparaciones. Entonces, consabidas estas ventajas, ¿merece la pena adquirir una bicicleta de carbono? La respuesta es sí en cuanto a prestaciones que recibimos en cuanto a la inversión; aunque, como todo, dependerá del presupuesto y de tipo de ciclismo que se practique y de ciclista que se sea.
En cualquier tienda os aconsejarán con detalle sobre qué modelo elegir, aunque, en el mercado destacan las bicicletas de carretera de la marca Orbea. Un fabricante español que nunca defrauda en esa ecuación de calidad-precio que todo comprador busca en su inversión. Actualmente, esta marca ofrece modelos como la Orca M20iTeam 2024 con un
precio de 5.799 hasta un modelo inferior como la Orca M40 con un importe de 1.919 euros. Entre medias, otros modelos cuya diferencia está en los componentes empleados. Si optamos por la versión alta, encontramos un cambio Ultegra Shimano; frenos hidráulicos Shimano o ruedas de la prestigiosa marca Oquo (donde siempre manda la calidad sobre la rapidez). Estos componentes explican esas diferencias, aunque siempre contarás con el mismo cuadro de carbono.
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