Cuando llega el viernes, Paula ya no piensa solo en irse de fiesta. Prepara su bolsa con el material necesario y se dirige a clase de cerámica. En un taller de la calle Villavieja al que lleva apuntada desde hace 6 meses, esta joven de 24 años aprende cómo crear todo tipo de piezas. Las modela, las pinta, las hornea y se las lleva a su casa. «Para mí es un momento de paz a la semana donde puedo desarrollar mi creatividad», señala. Igual que David, que también participa en otro de estos talleres desde hace más de un año y medio: «No solo disfruto, también me resulta útil para diseñar cosas para casa, hacer un regalo...».