Las empresas de alquiler de vehículos –las populares ‘rent a car’- se disponen a dejar atrás la larga travesía del desierto por la que han transitado en los últimos años y que les ha impedido recuperarse con la misma rapidez que el resto de negocios dependientes del turismo. Si primero fue la pandemia la que hundió sus cifras de contratación, con el recorte de la llegada de visitantes que afectó a todo el sector del ocio, posteriormente fueron los problemas en el suministro de vehículos lo que les impidió renovar sus flotas y contar con el volumen de automóviles habitual. Una situación que parece haber quedado definitivamente atrás.