María Piedad abre cada mañana la ventana de su habitación para ventilar la casa, pero pese a que vive junto al Castillo de Santa Bárbara, sus vistas no son las de la fortaleza del Benacantil, sino completamente diferentes. El edificio situado junto al suyo, a escasos metros de las ventanas del bloque, cuenta con una fachada completa recubierta de amianto desde hace más de 55 años. Un peligroso material que María Piedad y sus vecinos han reclamado al Ayuntamiento en varias ocasiones que sea retirado, pero la administración local no lo considera necesario. Mientras, pasan los años y ellos siguen temiendo por su salud.