La Policía Municipal de Madrid continúa la investigación en torno al derrumbe del edificio de Cardenal Herrera Oria (distrito de Fuencarral-El Pardo) en el que el pasado 7 de mayo fallecieron aplastados dos obreros. Según ha podido saber ABC, la Comisaría de Coordinación Judicial está extrayendo muestras de partes de la estructura siniestrada para comprobar la resistencia de los materiales que la sostenían. Cabe recordar que el esqueleto del inmueble, de seis alturas, estaba en obras de reformas y que ya estaba «bastante envejecido», explican nuestros informantes. Es el Grupo de Siniestralidad Laboral el que está trabajando en este caso. La idea es mandar a analizar esos materiales para averiguar si el procedimiento de trabajo era el correcto, así como su solidez. «Por ejemplo, si el hormigón estaba debilitado o las varillas de hierro internas eran las adecuadas», indican, sobre lo que técnicamente se denomina «cálculo de estructuras». Lo primero va a ser la extracción de esas muestras. El accidente mortal se produjo porque el forjado de las dos plantas superiores se desplomó, atrapando a Ngolo y Álvaro, los dos muertos, así como a Hassan, una tercera víctima que, pese a estar herido, logró sobrevivir. La hipótesis principal es que, durante las obras de apuntalamiento con un martillo hidráulico, la cubierta más alta se vino abajo por la zona más cercana al hueco de las antiguas escaleras, y, como efecto dominó, destrozó la justamente inferior, la de la quinta planta, y dejó sepultados a los infortunados trabajadores en el cuarto piso. Les cayeron encima alrededor de 10 toneladas de hormigón encima. Noticia Relacionada estandar Si El dramático final de Álvaro, el obrero sepultado en Madrid: padre, marido y ferviente creyente en Dios Carlos Hidalgo Uno de los obreros fallecidos en el derrumbe del edificio de Herrera Oria llegó a Madrid desde Campo de la Cruz, al norte de Colombia Luego, siguen las mismas fuentes, esas muestras se van a custodiar, como cualquier prueba judicial, y se redactará un oficio señalando a la juez instructora qué laboratorio o empresa especializada puede ser la más idónea para realizar el peritaje. Para ello, media también una reunión con los arquitectos. El resultado puede tardar meses, debido a la complejidad del procedimiento y a la gravedad de las consecuencias que alcanzó el accidente laboral. Álvaro, una de las dos víctimas del derrumbe del edificio en Cardenal Herrera Oria Como adelantó este periódico, la hipótesis inicial de trabajo sitúa un error humano en las labores de apuntalamiento (demasiada presión con la herramienta) como motivo del derrumbe; sin embargo, las pruebas de materiales que se van a hacer en la estructura quieren determinar si la segunda línea de trabajo, la del colapso por el mal estado del hormigón u otros elementos, pudo ser una causa complementaria o, incluso, la principal. Además, los policías municipales a cargo del asunto, conforme vayan recopilando todos los datos, confeccionarán una reconstrucción animada del accidente, gracias a la tecnología con la que cuentan, y trasladarla al atestado que acabará en el juzgado. Eso sí, todo este proceso requiere su tiempo. Cabe recordar que investigaciones similares, como la explosión de General Pardiñas, la de la casa parroquial de La Paloma en la calle de Toledo o el derrumbe en General Martínez Campos duraron alrededor de un año. Paralelamente, los agentes de Siniestralidad Laboral siguen comprobando la documentación solicitada a la empresa encargada de la reforma del edificio, Demoliciones Madrid, que pasaba de tener uso terciario (oficinas y comercial) a convertirse en una residencia para 140 universitarios. La Inspección de Trabajo del Gobierno central también está involucrada en las pesquisas. En principio, no hay irregularidades en los permisos ni en la contratación de los obreros. Cuando los cadáveres fueron recuperados, se comprobó que Ngolo, maliense de 55 años, y Álvaro, colombiano de 53, llevaban las líneas de vida, arneses y demás elementos de seguridad puestos. Probable derribo En cuanto al inmueble, su estructura está muy dañada. Las obras, por indicaciones del Cuerpo de Bomberos del Ayuntamiento de Madrid, fueron suspendidas. Serán los técnicos de Urbanismo quienes decidan el futuro de lo que queda: si tirarlo todo abajo o proseguir cuando se pueda con las actuaciones. La primera premisa es la más probable. De la estructura original, entre las calles de Llodio y Lezama, muy cerca de la avenida del Cardenal Herrera Oria, no quedaba apenas nada. Los operarios de Demoliciones Madrid llevaban en torno a seis meses con esa obra. Aquel 7 de mayo, sobre las 11 de la mañana, los operarios continuaban sus labores. Cuando llevaban unas dos horas y media de jornada, los después fallecidos hablaban con sus compañeros, precisamente, de que algo no iba bien: «Esto no está bien apuntalado», comentaron antes de que la cubierta más alta se desplomara con su estruendo de muerte. La Policía Municipal acordonó el área, inmensa y encajonada entre otros edificios de oficinas, ante la certeza de que la maquinaria pesada iba a ser fundamental para buscar a los dos desaparecidos. Primero se utilizó una grúa de otra obra cercana y, más tarde, fueron tres en total. Las dos primeras, con capacidad para mover hasta 80 toneladas cada una; más tarde llegó otra mayor, con fuerza para 100 toneladas y un máximo de 120, especificó el supervisor de guardia del Cuerpo de Bomberos del Ayuntamiento de Madrid. Con cadenas, eslingas y cinchas, fueron engrilletando los forjados vencidos, pues la operación requirió manos de cirujano. La inestabilidad era máxima, con posibles nuevos colapsos de la estructura, y los drones del Servicio de Apoyo Aéreo de la Policía Municipal resultaron fundamentales para encontrar la zona cero y, además, asegurarse de por qué flanco atacar las maniobras de rescate. Era fundamental hacerlo con seguridad, por dos razones: recuperar los dos cadáveres lo más intactos posible, para poder realizar la autopsia, y evitar más víctimas entre la decena de bomberos y el contingente de policías y sanitarios desplazados allí. Dos grúas intentaban elevar los trozos de hormigón, mientras los bomberos sostenían la losa por debajo, para tratar de acceder a los cuerpos. Un proceso lento; tardaron una hora solo en dar la orden para que las grúas empezaran a tirar estratégicamente de los escombros del forjado. A las 19.23 horas se confirmó la primera y trágica hipótesis: habían hallado los cadáveres.
