Por mucho que huya al extranjero con los pretextos más peregrinos, por más que se esconda en el osario de Cuelgamuros e invoque a los fantasmas de la Guerra Civil como guardia pretoriana, hay preguntas insoslayables que Pedro Sánchez tendrá que responder antes o después: ¿Estaba al corriente de que su esposa firmaba cartas de recomendación para que Carlos Barrabés, amigo personal y creador del máster que ella dirige en la Universidad Complutense, se hiciese con licitaciones millonarias otorgadas por su Gobierno en plena pandemia? ¿Avaló él ese espaldarazo fundamental para que la UTE encabezada por el empresario en cuestión obtuviese del Ministerio de Economía dos contratos públicos por un importe superior a diez millones de euros, conseguidos gracias a...
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