Málaga se desbordó este 8 de Marzo. Los datos de la Policía Nacional cuantificaron 13.000 personas cuando la manifestación salía de la Alameda Principal en dirección al barrio del Soho. Las calles era una marea morada. Grupos separados, con distancia, pero todos juntos al mismo tiempo en un mismo grito por los derechos de las mujeres. No eran ni cinco ni seis, eran miles. Tantas que el centro retumbaba con sus voces reivindicativas. La manifestación comenzó en calle Alcazabilla, donde se repartían pelucas moradas, para pasar luego por calle Císter por delante de la Catedral hasta Molina Lario, plaza de la Marina y llegar como una marea que gritaba «bote, bote, bote, machista el que no bote» . En la Alameda Principal se veía la dimensión, hasta girar para calle Córdoba. Desde ahí al Muelle Heredia y luego a la plaza de La Marina. Los grupos eran identificables. Izquierda Unida tenía su propia batalla, delante de Comisiones Obreras, que era el que más banderas repartió seguidos de UGT. Había colectivos, batucadas, caras pintadas, la señora de las reivindicaciones genitales y, sobre todo, el alma de las que ya no están . Las víctimas del machismo. Mujeres de blanco en memoria de las asesinadas J.J.m. En medio del ruido se hacía el silencio. Vestidas de blanco, con caretas blancas, como una Santa Compaña silenciosa . Las velas en sus manos y en los carteles los nombres de Paula, asesinada en Torremolinos por su novio a puñaladas. El mismo que emparedó durante años a otra pareja, Sibora. Ellas son los infiernos conocidos, pero las hay sin nombre, desconocidas o desamparadas. Todas están en esas damas de blanco. Todas víctimas de una misma lacra contra la que en Málaga una multitud exigió medidas. «Con ropa o sin ropa, el cuerpo no se toca» , gritaba una de las facciones de la manifestación antes de llegar al Teatro del Soho, sonaban los tambores y la Asociación Pro Palestina se hacía presente. «Por ellas», decía uno de los cartones que lleva una chica.
