Las propuestas y discursos de Giorgia Meloni, la líder del partido de ultraderecha italiano Fratelli d’Italia (FdI, Hermanos de Italia) no son ajenas al público español. Visitó a sus homólogos ultraderechistas españoles, Vox, en junio de este año, en plena campaña electoral para las elecciones andaluzas del 19 de junio, y ya había participado en un mitin del partido de Santiago Abascal en octubre de 2021.
Ahora la situación se ha intercambiado. La que se enfrenta a una cita electoral es Meloni, y lo hará el 25 de septiembre de este año, tras el derrumbe del Gobierno italiano con la dimisión de Mario Draghi.
Algunas de las ideas que Meloni ha ido dejando entrever desde que en 2017 asumió el cargo de líder de FdI son el rechazo a la inmigración, a los derechos reproductivos o al colectivo LGTBI+. Además, ha demostrado su apoyo a otros líderes de la extrema derecha, como Viktor Orbán, Donald Trump, o incluso justifica a Benito Mussolini, el dictador fascista italiano. Pero en el último mes ha suavizado su discurso para mostrar una faceta más moderada de cara a las elecciones.
Meloni anda detrás de un cambio de rumbo para mostrarse como una candidata moderada, y alejarse de la ultraderecha a través de sus discursos.
Algo que dejó patente con el discurso que lanzó Giorgia Meloni en redes sociales el 11 de agosto, en el que aseguró: “He leído en medios internacionales que la victoria de Fratelli d’Italia en las elecciones de septiembre supondría un desastre, que conduciría a un cambio autoritario, a la salida de Italia del euro y otras tonterías de este tipo”. También condenó el fascismo, algo que no había sucedido hasta entonces, y aprovechó para cargar contra la izquierda europea.
De hecho, Giorgia Meloni en 2006 llegó a afirmar que el dictador fascista Mussolini había “producido mucho”. “Tengo una relación pacífica con el fascismo”, explicaba Meloni en la entrevista. “Lo considero un pasaje en nuestra historia nacional. [Mussolini] cometió varios errores, leyes raciales, entrada en guerra, y en todo caso el suyo era un sistema autoritario. Históricamente también ha producido mucho, pero eso no lo salva”.
También entonces arremetía contra la izquierda: “Es extraño que la izquierda en cambio use este esquema: Fidel Castro es un dictador que niega los derechos civiles, pero hizo cosas buenas en Cuba. Si es bueno para Castro, ¿por qué no es bueno para Mussolini?”, se preguntaba. Unos años después, en 2009, la política indicaba durante un programa de televisión que Mussolini “es un personaje complejo que necesita ser contextualizado”.
El programa electoral de Fratelli d’Italia consta de 15 propuestas que van desde la lucha contra la inmigración irregular, que ella califica de “ilegal”, a la defensa de la familia tradicional y los valores europeos judeocristianos.
Dentro de su plan de apoyo a la natalidad, Giorgia Meloni propone que las guarderías sean gratuitas, o que haya ayudas para la compra de primeras viviendas de parejas jóvenes. Pero en ese mismo punto, incluye la “protección firme de la propiedad privada y creación de un sistema de protección domiciliaria y evacuación inmediata de las viviendas ocupadas”.
Sobre la inmigración hace una distinción. Mientras que buscan “promover la inclusión social y laboral” para los inmigrantes que el partido considera ‘legales’, para el resto proponen la detención antes de entrar en territorio italiano, y lo combinan con medidas como “el fortalecimiento del funcionamiento de calles seguras, policía de barrio y videovigilancia” en las ciudades.
Además, el partido de Meloni propone luchar contra el cambio climático, pero a través de la energía nuclear, como defiende Vox. No obstante, no deja de lado las renovables, que también busca impulsarlas.
Otra de las medidas que incluye la política italiana en su programa electoral es la reforma del sistema electoral para que los ciudadanos puedan elegir directamente al presidente de la república. Así lo justificó Giorgia Meloni siguiendo su discurso en su cuenta de Twitter: “En los últimos 20 años en Italia ha habido 11 primeros ministros. Para la izquierda, sin embargo, el presidencialismo es un problema o incluso un peligro para la democracia. No nos sorprende: en los últimos años siempre se han encontrado en el gobierno aun sin legitimidad popular”.
“En nuestra opinión, sin embargo, es fundamental contar con un fisco solidario y para ello es prioritario actuar en la reducción de la cuña fiscal a favor de los trabajadores y en la reducción del impuesto de sociedades según el principio ‘cuánto más contratas, menos pagas’”. Así define su política de impuestos Meloni, que busca la reducción de tasas para las empresas. A la par ataca las políticas fiscales de la izquierda.
De hecho, Georgia Meloni ha ido saliéndose de su discurso de querer reformar el impuesto sobre la renta de las personas para poner una ‘tasa fija’ o ‘flat tax’. Aunque en las últimas semanas ha matizado que sería mejor aplicarlo a las ganancias con respecto al año anterior. Eso quiere decir que si una persona gana en un año 25.000 euros, y al siguiente 30.000, el impuesto que plantea Meloni sería sobre esas ganancias de 5.000 euros. Eso sí, a esas ganancias se le podrían aplicar un impuesto o al 15% o al 23%.
Con las elecciones italianas cada vez más cerca, Meloni parece consolidarse en las encuestas entre las fuerzas más votadas.
El Electoral le da la victoria a Giorgia Meloni y las propuestas de Fratelli d’Italia en sus encuestas electorales hechas entre el 16 y 31 de julio. Lo conseguiría con un 23,5% de los votos, lo que situaría el partido de ultraderecha medio punto por encima del Partito Democratico (Partido Democrático, PD) de centroizquierda.
Por su parte, Electomanía recoge dos sondeos diferentes, uno del 16 de agosto de GDC y otro del 17 de Lab2101 que no dan la victoria a Meloni, sino al Partido Democrático, pero en ninguna de las dos encuestas el apoyo a Hermanos de Italia baja del 20%.
Este posible resultado de la ultraderechista contrasta con el obtenido en 2018, cuando se presentó a las generales bajo la coalición de centro derecha. Su partido consiguió entonces el 4,35% de los votos, como recoge el diario italiano La Reppublica.
