El santoral, también conocido como calendario litúrgico, es un libro religioso que contiene la lista de los santos reconocidos por la Iglesia Católica y que se celebra cada día del año. Más allá de una simple lista de nombres, el santoral representa un viaje fascinante a través de la fe, la historia y la cultura cristiana.
San Urbicio nació en Burdeos (Francia) durante el siglo VIII, una época marcada por la expansión musulmana desde la Península Ibérica hacia el norte, que llegó incluso a Poitiers. En una de estas incursiones, Urbicio y su madre fueron capturados. Durante su cautiverio, su madre perdió la vida y Urbicio fue forzado a vivir como esclavo.
A pesar de las adversidades, Urbicio afrontó su destino con rectitud y humildad, manteniendo siempre viva la esperanza de recuperar su libertad. En esos años difíciles, dirigía sus plegarias a los santos Justo y Pastor, buscando su intercesión. Cuando logró finalmente ser liberado, atribuyó este hecho milagroso a estos santos, a quienes consideraba sus protectores y a los que guardó una profunda devoción el resto de su vida.
Conmovido por su liberación, Urbicio emprendió un viaje hacia Alcalá de Henares, lugar donde habían nacido Justo y Pastor, como un acto de agradecimiento y peregrinación. Durante su estancia en este lugar sagrado, notó que las reliquias de los santos corrían el riesgo de ser profanadas. Decidió entonces trasladarlas a Burdeos, con el objetivo de preservarlas y rendirles un mayor culto en un entorno más seguro.
En sus últimos años, Urbicio eligió la ciudad de Huesca para vivir en retiro espiritual. Decidió alejarse del mundo para dedicar su vida plenamente a la oración y la penitencia, abrazando una existencia de pobreza y humildad. Su vida concluyó en el año 802, dejando como legado un ejemplo de fe inquebrantable y devoción que ha inspirado a generaciones a lo largo de los siglos.
