Tenemos meridianamente clara la profundidad de la caverna, la describió Platón con todo su simbolismo. A lo largo de los siglos hemos experimentado su realidad. Las entendederas de los más inteligentes no han logrado hallar la salida de la cueva pese a sus abundantes alardes y proclamas. Hablar es sencillo, decir algo con fundamento ya requiere mayor consistencia.