Cadaqués, situado en la Costa Brava, se destaca como uno de los pueblos con más encanto y fotografía de España. Con sus viviendas blancas, su íntima relación con el arte y su pasado marítimo, este sitio incita a descubrir sus estrechas vías y sus singulares paisajes.
Ubicada en el límite del pueblo, la iglesia de Santa María representa un emblema emblemático de Cadaqués. Este templo, edificado en el siglo XVII, sobresale por su fachada que se dirige directamente al mar, un diseño que manifiesta el espíritu marítimo de la región. Su interior acoge un impresionante altar barroco, que refleja la fe y la devoción de sus residentes a través de los siglos.
Cadaqués no únicamente es hermosura; también es relato. Sus raíces se trazan hasta el siglo X, cuando los pescadores residían en este puerto natural bajo el impacto de las comunidades de Sant Pere de Rodes y Santa María de Roses. El atractivo del lugar como puerto pesquero y lugar de extracción de coral captó la atención de estos primeros residentes, estableciendo así el carácter marinero del pueblo.
La bahía de Cadaqués es una maravilla natural que fascina a aquellos que la contemplan. Al sur, la Punta de Cala Nans, respaldada por su faro, brinda vistas panorámicas y rutas perfectas para los entusiastas del medio ambiente. El pueblo está vinculado al norte por la isla de S’Arenella con el Parque Natural del Cap de Creus, un orgullo de la biodiversidad mediterránea.
La diferencia entre el azul del mar, el blanco de las viviendas y el verde de la flora genera un ambiente singular, ideal para aquellos que desean desconectar o tomar fotos inolvidables.
Cadaqués ha sido un lugar de interés para artistas y escritores por décadas, captando su luz única y su ambiente sereno. Uno de los personajes más representativos fue Salvador Dalí, nacido en Figueres, que vivió extensas temporadas en la localidad desde su niñez.
Actualmente, el Museo Municipal de Cadaqués tributa a su herencia y a otros artistas de la actualidad, presentando exposiciones que festejan la relación del pueblo con el arte. Además, sus calles se llenan de galerías de arte y pequeños comercios, vendiendo desde piezas de cerámica autóctona hasta cuadros inspirados en los paisajes de la zona.
La visita a Cadaqués no es completa sin degustar su cocina. En los establecimientos turísticos del puerto, los turistas tienen la posibilidad de degustar pescado fresco y platillos tradicionales como el suquet de peix, un guiso de mar que encapsula los gustos de la Costa Brava.
Además, su entorno acogedor invita a caminar junto al océano, sentarse en una terraza y observar el movimiento de las barcas mientras se degusta una copa de vino autóctono.
