La reestructuración de Cargill, la mayor empresa privada de Estados Unidos, afectará a aproximadamente 8.000 empleados a nivel global. Este ajuste responde a la caída de ingresos y a la necesidad de fortalecer su competitividad en un entorno económico desafiante.
Con sede en Minnesota, Cargill opera en más de 70 países y emplea a más de 160,000 personas. La compañía, reconocida por su papel en el comercio de productos agrícolas y procesamiento de alimentos, enfrenta un panorama complicado debido a la disminución de precios de cultivos básicos y otros desafíos del mercado.
La empresa reportó ingresos de 160.000 millones de dólares en el año fiscal 2024, una caída significativa respecto a los 177.000 millones del año anterior. Este descenso se atribuye a la baja en los precios de productos agrícolas y una menor demanda en mercados clave.
La disminución en los precios de productos básicos como el trigo, el maíz y la soya ha afectado la rentabilidad de Cargill. Según Bloomberg, las utilidades de la empresa cayeron a 2.480 millones de dólares en el último año fiscal, menos de la mitad de los 6.700 millones registrados entre 2021 y 2022. Este resultado marca la cifra de ganancias más baja desde 2016, evidenciando las dificultades que enfrenta la industria alimentaria global.
Los recortes de personal forman parte de una reestructuración que busca optimizar recursos y mejorar la competitividad. Cargill aseguró que las operaciones de primera línea no se verán mayormente afectadas, enfocándose en reducir redundancias y reorganizar equipos internos. La compañía también planea eliminar capas organizativas y ampliar responsabilidades gerenciales.
A pesar de los recortes, Cargill continúa invirtiendo en áreas clave para su crecimiento. En junio de 2024, anunció la apertura de un nuevo centro en Atlanta, donde planea contratar a 400 empleados especializados en inteligencia artificial y otras tecnologías avanzadas. Estas contrataciones reflejan un interés en fortalecer sus capacidades digitales y aprovechar tendencias emergentes en la industria alimentaria.
El anuncio de Cargill se produce en un momento de incertidumbre para la industria alimentaria, caracterizado por la volatilidad de los precios de las materias primas y una creciente presión para adoptar prácticas más sostenibles. Como uno de los actores más influyentes en el mercado global de alimentos, los cambios en su estructura podrían tener implicaciones significativas para otros actores en la cadena de suministro.
La reducción de su plantilla busca alinear los recursos de la empresa con las tendencias actuales del mercado, que incluyen un enfoque en la sostenibilidad, la innovación tecnológica y la eficiencia operativa. Cargill se compromete a evolucionar su portafolio para maximizar su competitividad y responder a las necesidades de sus clientes en un entorno en constante cambio.
