La búsqueda de la felicidad es el objetivo, seguro, de todo el mundo pero lo cierto es que es frecuente pensar erróneamente en cómo encontrarla. Conseguir el amor y la pareja perfecta, tener un buen empleo y sobre todo un gran salario o vivir en una casa de ensueño, con piscina y vistas idílicas a la playa, está entre las imaginaciones de lo que supondría la felicidad total para muchos pero a menudo estos pensamientos son un error. Y es que, como buenamente se dice, la felicidad parece que está en aquellas pequeñas cosas. Un café fugaz con el amigo del alma, poder estar una tarde en el sofá mirando una película, estar un rato leyendo tumbado en la playa sin que nadie moleste o disfrutar de las aficiones que uno tiene también contribuyen a este estado de satisfacción . Lo que es innegable, además, es que una actitud positiva ayuda a acercarse a la felicidad. Pero hay mucho más y ahora un grupo de estudiosos de sociología y psicología han querido indagar en más condicionantes de nuestra felicidad y han determinado, en base a la inteligencia artificial , que puede existir una relación entre el mes de nacimiento y su grado. Los investigadores inciden en que sus conclusiones no son determinantes pero dan por hecho que factores como el clima, la luz solar, la cultura o el desarrollo biológico pueden afectar a la felicidad. Así, parece claro que algunos meses ofrecen mayor bienestar emocional, como defienden en el portal Gizmodo a partir de este estudio. Los meses más propicios, según desvela la IA, serían mayo, junio y septiembre, periodos que coinciden con periodos de buen clima y de factores sociales favorables. Así, mayo y junio coinciden con el apogeo de la primavera y principio del verano y es una época marcada por el buen tiempo y una mayor luz solar, lo que se traduce en una mayor exposición a la vitamina D (que es fundamental para el equilibrio químico del cerebro y que influye positivamente en el estado de ánimo). Igualmente en esta época muchos empiezan a realizar más actividad al aire libre, que animan. Por otro lado, los investigadores creen que nacer en septiembre, al alinearse con el inicio del año escolar, puede suponer una ventaja académica porque, según el portal, se puede impulsar la confianza y la disciplina desde una edad temprana. Al final, los buenos resultados académicos también acaban dando satisfacción y ayudan a encontrar la estabilidad laboral en la vida. Los investigadores, con todo, remarcan que el mes de nacimiento no es un factor determinante en la felicidad porque las experiencias vividas por cada uno, la personalidad o el camino que uno va eligiendo tienen un peso significativo en ello. Además, los nacidos en meses no predilectos también pueden encontrar fácilmente la felicidad. Al final, como sentencia el estudio, «independientemente de cuándo nacemos, todos tenemos la capacidad de construir una vida plena a través de nuestras decisiones y acciones».
