Para muchos fiscales el día de ayer marcará un antes y un después en la credibilidad de la institución, denostada especialmente desde hace unos meses por los desaciertos de un fiscal general del Estado que, en su enfrentamiento con los representantes del Ministerio Público en el 'procés', traspasó cualquier línea roja en su afán por laminar el prestigio de estos cuatro 'primeros espadas' del Tribunal Supremo (TS). Lo hizo en un decreto que les impone la aplicación de la amnistía sin excepción alguna y el levantamiento de cualquier medida cautelar para prófugos como Puigdemont. Poco tiempo después de recibir esta orden por escrito, exigida por los cuatro fiscales porque no ven amnistiable la malversación del 'procés', plantearon el artículo 27...
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