Juan José Santiváñez aseguró que la familia de Jackeline Salazar se encuentra estableciendo una 'comunicación directa' con los secuestradores.
El titular del Ministerio del Interior (Mininter), Juan José Santiváñez, se refirió al caso de la empresaria secuestrada en Los Olivos, Jackeline Salazar. Mediante una conferencia, el ministro expresó: "Hemos recibido instrucciones expresas de la familia de no vincularnos, ya que ellos se encuentran en una comunicación directa. Nuestra principal preocupación es la integridad de la persona secuestrada". Sin embargo, precisó que, a pesar de ello, la Policía Nacional del Perú continuará con las diligencias de oficio.
Santiváñez precisó que, lamentablemente, a más de siete días del secuestro en Los Olivos, la empresaria continúa en manos de sus captores. Es preciso mencionar que la última comunicación de la joven empresaria de gimnasios con su familia fue para enviarles un audio en el que pedía que se pague su rescate. Seguido de ello, los delincuentes mandaron una foto al padre de la víctima en la que aparecía Jackeline con signos de mutilación.
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De acuerdo con la PNP, entre los sospechosos se encuentra Adam Smith Lucano, conocido como 'Jorobado', quien fue detenido hace siete meses y cuenta con antecedentes por extorsión y robo agravado, además de estar vinculado a varios otros crímenes. Otro presunto responsable es 'Loco Joe', señalado como responsable de las extorsiones en Comas. Estos sujetos son rivales de Erick Moreno Hernández, alias 'Monstruo', a quien la Policía considera como posible autor del secuestro de la joven Salazar. Moreno Hernández estuvo implicado en el secuestro de una menor en Comas, la que fue liberada el pasado 14 de diciembre de 2023.
La víctima, quien recientemente había inaugurado un gimnasio y promovía su negocio a través de las redes sociales, fue interceptada mientras conducía su vehículo. Según imágenes difundidas de las cámaras de seguridad, dos autos cerraron el paso a la empresaria, la obligaron a detenerse y a descender de su coche para averiguar qué estaba ocurriendo.
Los secuestradores, disfrazados de policías, aprovecharon la confusión para ejecutar su plan: con arma de fuego en mano obligaron a la víctima a salir de su vehículo. En un intento desesperado por escapar, la empresaria colisionó su unidad contra otro coche, mientras que los delincuentes impactaron su automóvil contra el de la víctima, por lo que provocaron un triple choque.
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Apenas unas horas después del secuestro, los criminales se pusieron en contacto con la familia de la empresaria y enviaron una prueba de vida para confirmar que la mujer estaba en su poder. Los vecinos de la zona informaron que un motociclista estuvo siguiendo a la empresaria durante más de 10 días; aparentemente monitoreaban sus movimientos y actividades. Este seguimiento minucioso habría permitido a los secuestradores planificar y ejecutar el rapto con precisión.
