Nada importa, y menos el dinero, cuando se trata de mantener el pulso del hombre de tu vida. Eso es al menos el pensamiento de la mujer del piloto Michael Schumacher , quien se ha visto obligada a vender buena parte de sus posesiones más preciadas para poder mantener el tratamiento de su marido , a quien no se le ha visto en público desde la Navidad de 2013, cuando sufrió un fatídico accidente de esquí . Michael Schumacher era una leyenda en vida, un piloto sin igual, un auténtico talento al volante de la Fórmula 1 , un competidor feroz. Siete títulos mundiales acaparaba en unas vitrinas atiborradas de trofeos y gloria. Se retiró muy arriba, en 2013, para comenzar a vivir, pero en realidad fue entonces cuando comenzó a morir. Noticias Relacionadas fórmula 1 Fernando Alonso, entre el Madrid y los árbitros José Carlos Carabias Los relojes de Schumacher, subastados por 4,25 millones de dólares Rosalía Sánchez Se aprestaba a vivir la vida y disfrutar de sus millonarios ingresos. Pero el destino tenía otros planes. El 29 de diciembre de aquel año, pocas semanas después de anunciar el final de su carrera en la Fórmula 1, Michael Schumacher sufrió un grave accidente tras golpearse la cabeza mientras esquiaba junto a su familia en la estación de Méribel, en los Alpes franceses. Fue trasladado de inmediato al Hospital Universitario Grenoble-Alpes, donde los médicos anunciaron que tenía lesiones cerebrales serias y estaba en estado crítico. Fue intervenido en dos ocasiones y estuvo en coma inducido durante varios meses. No sería hasta seis meses más tarde, y después de darle por muerto en decenas de ocasiones, cuando saldría de su estado de coma para ser enviado a una clínica de rehabilitación . El 10 de septiembre de ese mismo año, sería trasladado a su mansión de Gland, en Suiza, para continuar con su recuperación. Hermetismo y silencio Desde entonces, poco se sabe de su estado. Hubo un comunicado de su familia de enero de 2019: «Pueden estar seguros de que sigue en las mejores manos y que hacemos todo lo posible para ayudarle. Por favor, entiendan que sigamos los deseos de Michael y que mantengamos en privado una cuestión tan delicada como su salud , como siempre». Y poco más. El hermetismo y deseo de privacidad se apoderaron de la leyenda y la familia. A sus 55 años nadie sabe si quiera qué aspecto tiene . Nadie, salvo sus familiares y allegados, le ha vuelto a ver. La venta de patrimonio Ahora se conoce que la esposa del expiloto y heptacampeón de Fórmula 1, Corinna, habría vendido buena parte de los bienes del matrimonio con el fin de seguir pagando el carísimo tratamiento de este. Ya había aceptado que su marido « nunca estará completamente recuperado para disfrutar de estos bienes de nuevo « cuando decidió vender la casa de vacaciones de la familia en Noruega, en 2015. Pero aquella venta no fue suficiente. Junto a esa propiedad, Corinna también fue deshaciendo de otros lujos que, obviamente, Michael Schumacher no necesitaba. Vendió el jet privado de la pareja y otras posesiones más. Entre ellas, la mansión de Gland , donde inició el tratamiento, por 58,7 millones de euros. Y ocho relojes que pertenecían al legendario piloto alemán fueron vendidos recientemente en una subasta en Ginebra, Suiza, por más de 4 millones de euros. Villa Yasmín, la mansión de Mallorca donde actualmente viven Michael Schumacher y su familia. GTRES Es en Villa Yasmín , una mansión situada en Mallorca y compuesta por una residencia principal de tres mil metros cuadrados, donde residen actualmente el expiloto y su familia. Perteneció al presidente del Real Madrid, Florentino Pérez , según el periódico alemán 'Bild'. Fue en 2018 cuando Corinna adquirió la propiedad por alrededor de 30 millones de euros . Sin embargo, hay poca información sobre el lugar. Se sabe que la mansión cuenta con otras dos edificaciones anexas más pequeñas dentro del enorme espacio. Hay piscinas, gimnasio, jardín y un helipuerto. Allí permanece esa leyenda que sigue siendo Michael Schumacher, en el anonimato y entre interrogantes sobre su estado . Sigue en rehabilitación, cabe deducir a tenor de los bienes vendidos.
