Que Pere Aragonès encajaría anoche una derrota de época era la única clave que estaba clara antes de que comenzara el recuento de las urnas. Lo que no era tan evidente era la magnitud del correctivo que los votantes independentistas terminaron asestando a su todavía presidente: casi 180.000 catalanes abandonaron al republicano , que se quedó tan solo a unos 85.000 sufragios del PP. Solo hay dos diferencias desde las anteriores elecciones catalanas que pueden explicar este castigo. La primera es la relajación del ambiente independentista por las cesiones sistemáticas de Pedro Sánchez. Pero el contexto es el mismo para todos los partidos secesionistas y, mientras Pere Aragonès se ha desplomado, Carles Puigdemont ha salido reforzado. La causa del hundimiento...
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