El santuario de Olympia, en el Peloponeso griego, alberga el pebetero en el que pervive la llama olímpica, que cada cuatro años viaja, en las antorchas transportadas por miles de relevistas, al lugar del mundo en el que se celebran los Juegos Olímpicos. A 3.473 kilómetros de distancia, en Sevilla, otra llama, la de los derbis, es transportada dos veces al año a los santuarios de Heliópolis y de Nervión. Si en el curso de la historia se albergó en las peñas, en los bares, en el trabajo, en los hogares, ahora tiene su ubicación más viral en los medios de comunicación, en las redes sociales y, en especial, en las cadenas televisivas de los dos clubs sevillanos, donde a...
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