Dos agentes de los Mossos d'Esquadra patrullaban de paisano por Barcelona cuando, de repente, toparon con dos vehículos parados. Estaban en paralelo, en un carril bus. Sus conductores estaban cometiendo una infracción, en principio, una falta administrativa. Pero, cuando los policías revisaron los coches, se encontraron con una sorpresa inesperada. Y es que uno de los conductores portaba una caja de cereales, donde escondía 1,8 kilos de cocaína . Fue la aparente alerta de ambos sujetos la que llamó la atención de los Mossos, que decidieron seguir el recorrido de los coches, una vez se pusieron en marcha. Así, tras parar a uno de ellos, cachearon a su conductor, sin encontrar nada sospechoso. Por eso lo dejaron marchar. En cambio, en el interior del vehículo restante toparon con la caja de cereales que, además de estar cerrada con cinta adhesiva, pesaba más de lo esperado. Al abrirla encontraron la droga, camuflada en varios moldes de matrículas. Por este motivo, tras determinar que se trataba de cocaína detuvieron al conductor, acusado de un delito de tráfico de drogas.
