Las moras, con su distintivo color oscuro y su equilibrado sabor agridulce, son parte de las conocidas frutas del bosque, junto con los arándanos. Estas pequeñas delicias son increíblemente versátiles en la cocina y pueden ser un complemento perfecto para una variedad de platos, desde postres hasta ensaladas, o simplemente disfrutarlas al natural. Son un alimento repleto de propiedades para la salud y se pueden encontrar en multitud de fruterías y supermercados, como Mercadona.
Recientemente, la popular cadena valenciana ha reducido el precio de este apreciado producto. Un envase de 125 g ahora se ofrece por 2,39€, un precio razonable teniendo en cuenta su gran valor nutricional y beneficios para la salud en comparación con otros productos procesados menos saludables.
Con muy pocas calorías, las moras son una fuente excepcional de nutrientes. Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, 100 g de moras contienen 39 calorías, 0,9 g de proteínas, 0,2 g de grasas, 51 g de carbohidratos, 6,6 g de fibra y casi un 88% de agua. Además, son ricas en vitamina C, vitamina E, magnesio, potasio, manganeso y pigmentos naturales con propiedades antioxidantes y ácidos orgánicos.
Los antioxidantes juegan un papel esencial en la protección de las células del cuerpo contra los radicales libres, que pueden causar daño celular y contribuir al desarrollo de enfermedades crónicas como el cáncer y las enfermedades cardíacas. Incorporar alimentos ricos en antioxidantes en la dieta es fundamental para contrarrestar estos efectos negativos y mantener la salud a largo plazo. Las moras, junto con otras bayas y frutos rojos, son una de las mejores fuentes de antioxidantes, como lo demuestran varios estudios científicos.
Además, las moras son conocidas por su capacidad para reducir la fragilidad asociada con el envejecimiento, gracias a su contenido de flavonoides. Un estudio publicado en el American Journal of Clinical Nutrition encontró que incluir regularmente moras en la dieta puede ayudar a reducir las probabilidades de fragilidad en adultos mayores.
Para mantener una buena salud en la edad adulta, es importante no solo cuidar la alimentación, sino también mantenerse activo. El ejercicio regular, como caminar, nadar o hacer yoga, puede prevenir enfermedades crónicas, mejorar la salud cardiovascular, cognitiva y emocional, y fortalecer músculos y huesos. Es fundamental tomar medidas para minimizar o retrasar la fragilidad en la vejez, y una dieta equilibrada y el ejercicio regular son parte integral de este proceso.
